Capítulo 21: Ligera paz.

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En multimedia: Niall Horan - Heartbreak Weather

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Después de nuestro acuerdo, no hay mucho de qué hablar, ya sabemos que es peligroso, que Kaleb está entrenado, que será muy difícil convencerlo de que soy una inocente palomita, pero si Ethan ha aceptado, no es porque haga lo que yo quiera todo el tiempo, sino porque bien sabe en su interior que estamos bastante jodidos. Que yo pueda averiguar algo, lo que sea, creo que será la única forma que tenemos de conseguir, al menos, más tiempo.

Es probable incluso, que mañana cambie de parecer y me diga que sigue sin estar de acuerdo, nada me gustaría más que hubiera otra forma de obtener lo que queremos sin que yo tenga que seguir viendo a Kaleb. Pero creo que de haberla, Ethan me lo hará saber.

Hay muchas formas en las que las diferentes identidades legales del país pueden atraparte si te dedicas a esto. Desde operativos con sus mejores agentes, incluso el ejército, pagar por información, hasta trabajar en conjunto con los mismos mafiosos quienes juegan a sus cartas según su conveniencia y como ya me han explicado antes, entregan a sus enemigos, a veces a sus mejores amigos, solo para salvarse a ellos mismos.

Que la DEA se haya tomado el tiempo de montar toda esta falsa, de escoger a la persona a quien se le acercarían y confundirían, que a pesar de tener ya mucha información, porque es un hecho que saben dónde vivimos, nuestros movimientos y demás, y aun así no haya ningún acercamiento directo, que Kaleb no arrestó a Ethan teniéndolo frente a frente, es muy raro, muy extraño. Están detrás de algo más y entre más me lo pienso, nosotros somos un puente. De otro modo, ¿cómo es que seguimos libres?

Dejo de pensar y razonar en cuanto Ethan me desnuda por completo, yo hago lo mismo con sus prendas, siempre que estamos así, desnudos, expuestos llego a la misma conclusión; esto que tenemos es peligro puro, pasión arrolladora, adrenalina asegurada, un amor casi enfermizo, hace que mi pulso se acelere al verlo de una forma totalmente absurda y mi cuerpo reacciona a él sin que me toque un solo centímetro y cuando lo hace, cuando me acaricia como lo está haciendo ahora, cuando me besa entera como en este momento me siento agradecida por haberlo encontrado incluso en estas condiciones tan poco favorecedoras.

Me toma entre sus brazos y me tumba en la cama, lo veo ir hacia uno de los cajones y buscar algo entre sus cosas, me queda claro que este es el cuarto que le ha designado Mateo, quien seguramente lo hizo en forma de chiste o broma porque sabe perfectamente que se mudaría al mío. Lo veo tomar una camiseta blanca, se ve bastante desgastada, la rompe, supongo que la que está tirada en el suelo cuenta con su aprecio. Me toma las muñecas y empiezo a comprender lo que hace.

Me está uniendo las manos, amarrándolas con el pedazo de tela.

—Me pediste que te hiciera el amor —susurra mientras asegura el nudo y tira con fuerza, no podría soltarme ni con todos los intentos del mundo—. Pero lo único que quiero yo es follarte y de esta forma quedas totalmente a mi merced. 

Ni siquiera espera una contestación, abre mis piernas, me aprieta los muslos y se entierra en mí, la cama se mueve a nuestro ritmo, a su potencia, los latidos de mi corazón explotan en mis oídos mezclados con los sonidos de mis gemidos y sus gemidos cada vez que sale y se hunde inmediatamente.

Siempre pensé que si te amarraban las manos no se sentía gran diferencia, pero vaya que sí, quiero tocarlo y no puedo, quiero enterrar mis uñas en su espalda, en las sábanas, y tampoco puedo, jamás he querido detenerlo, tampoco quiero hacerlo pero la sensación de tener las manos imposibilitadas te hace experimentar ciertas ganas de parar y es tan excitante, tan placentero que me estoy volviendo loca.

Peligrosa Atracción II (Almas Perdidas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora