Capítulo 33: Al infierno...

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En multimedia: Holes in the Sky - M83 ft. HAIM

~*~

Han existido muchos momentos en los que me había imaginado que algo así nos ocurriría, que al final seríamos descubiertos y asesinados de esta forma tan injusta, era un pensamiento lejano, creí que siempre encontraríamos la salida. Que mi pequeño cuento de hadas, ese que habita solo en mi cabeza, en donde Ethan y yo llegamos a viejitos podría convertirse en realidad.

No hoy, no nunca.

Él vuela hacia mí, de verdad, eso me ha parecido porque en un segundo estaba junto a Tony y ahora está frente a mí, tomándome de los brazos, ayudándome a ponerme en pie y gritando tantas cosas que no escucho, solo veo; los rostros de miedo de todos, las lágrimas de Kim, Mateo muriendo aún, incluso Kaleb se mira afectado y cómo no estarlo si lo matarán igual que a nosotros, aún con más prisa si saben que es agente de la DEA.

Me he quedado sorda porque entre más me habla Ethan, me toma del rostro, intenta que reaccione, que siga sus órdenes o quizás me está diciendo que todo saldrá bien, yo solo puedo pensar en una cosa. Vamos a morir, hoy, todos, somos tan pocos, y estamos rodeados. ¡Rodeados hasta el cuello!

Mi hermano aparta enloquecido a Ethan, pone un arma en mis manos, un arma, ¡Nathan, poniendo un arma en mis manos es lo que jamás pensé que sucedería! Y no es una pequeña, de esas que solía llevar en mis bolsos, o con las que Kim me enseñó a disparar, es una enorme y larga, como las que habían usado antes, me da balas en unos cartuchos que acomoda en mis bolsillos, y en otro pequeño bolsito que pone en mi cadera.

Me hundo, siento que me estoy enterrando a mí misma en la tierra, que todos hacen lo mismo, que no hay escapatoria. No esta vez.

—¡Blair! ¡Blair! ¡Blair! —empiezo a escuchar los gritos del chico de los ojos grises—. Blair —vuelve a llamarme mientras me está poniendo una especie de camisa sin mangas acolchonada y negra—, vamos, Blair, reacciona, ¡reacciona! —Me toma de los brazos y me zarandea un poco—, pequeña, por Dios, reacciona.

—¿Qué... —trato de hablar mirando hacia la cosa rara que me ha puesto.

—Es un chaleco antibalas.

Mis ojos viajan  al chaleco, regreso a su rostro y luego vuelvo a ver a los demás, todos están armados, todos, menos Kaleb, quien aunque ya no está sujetado no tiene nada en sus manos. ¿Lo han liberado? Mi respiración se altera demasiado, estoy tomando grandes bocanadas de aire y siento que no ingresan a mi sistema, que algo dentro de mí no está trabajando al mismo nivel de siempre.

—No... no...

—Escúchame, Blair, todo este tiempo hemos tenido miles de problemas por tus imprudencias y tus ganas desmedidas de ser uno de nosotros, y si te protejo tanto, si te vuelvo loca un poco ha sido por eso, pero hoy... hoy necesito que saques todo ese potencial que sé que hay en ti, que tomes esa arma y dispares sin pensar, mates a cualquier persona que intente matarte a ti, sin remordimiento, sin consciencia. Necesito que seas esa Blair caprichosa, que no razona y es inmadura de la que tanto me he enamorado.

—¡Qué estás diciendo! —Sé lo que está diciendo, internamente lo entiendo pero estoy en un estado de shock que no me deja reaccionar ni hacer algo, prácticamente estoy congelada. Es como si sus palabras entraran a mi sistema, las comprendiera y al mismo tiempo las desechara.

—Nos van a atacar, una emboscada grande y somos pocos, mi objetivo es hacerte llegar viva hasta el helicóptero. No me importa si en el camino tienes que dispararme incluso a mí, tienes que llegar viva.

Peligrosa Atracción II (Almas Perdidas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora