Capítulo 15: ¿Me extrañaste?

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En multimedia: Matisse, Camilo - Primer Avión

~*~

Salgo de la residencia demasiado afectada, Norma ha intentado detenerme, hablar conmigo y explicarse, seguro cree que saldré corriendo a poner al tanto a todos de lo que ha hecho y se supone que es eso lo que debo hacer, sin embargo, y a pesar de mis palabras, si lo hago, si la delato, Mateo podría enloquecer, el mismo Ethan. Y mi hermano, ¡demonios!, mi hermano va a sentirse terrible. Nos ha puesto en bandeja de oro frente a un hombre que no tenemos idea ni siquiera como luce.

Pero tampoco puedo quedarme sin hacer nada, no puedo ocultarles esto, provocaría una catástrofe si me guardo la información. Mi paranoia solo aumenta con la idea de que quizás nos han estado siguiendo desde que Norma habló, a lo mejor no solo tenía esa sensación por la vigilancia de Petroski o la de Ethan, tal vez también había personas de la DEA persiguiendo mis pasos.

Niego con mi cabeza y apresuro el paso hasta llegar al auto en donde Jan me espera. Entro al vehículo con unas ganas de gritar hasta quedarme seca, ¿cómo es que las cosas se pueden arruinar tanto? ¿Qué tan comprometidos están nuestros nombres con la información que dio Norma? Y... la fiesta viene a mi mente, ¡claro! La DEA, la maldita DEA estuvo ahí, por supuesto. Ahora todo tiene sentido. El tío de David nos está cazando.

Le doy un guantazo al asiento y Jan me mira curioso. No quiero ir al restaurante, ni trabajar ni ver a Gabriel, necesito hablar con los chicos y Ethan, ponerlos al tanto de la situación. Cierro los ojos tratando de calmar mis nervios, si algo he aprendido es que mis impulsos nunca nos llevan a lugares buenos. Tengo que controlarme, si no voy a trabajar levantaré aún más las sospechas en Gabriel y eso provocará otro problema.

Lo mejor sería renunciar y quitarme ese peso de encima de una vez, Ethan tiraría juegos pirotécnicos al enterarse.

Aunque le pido a Jan que se detenga una cuadra antes del restaurante no me hace caso y me deja justo enfrente, bajo molesta, ¿cómo voy a explicar que tengo quién me traiga en semejante coche? Tomo una bocanada de aire antes de entrar a mi trabajo sabiendo perfectamente que con todo lo que está pasando en mi cabeza en este preciso momento no podré concentrarme para nada. Incluso me tiemblan un poco las manos.

No, definitivamente tengo que irme.

Estoy a punto de hacerlo cuando una figura que conozco muy bien se acerca al cristal y le da unos toquecitos. Mi primera reacción es abrir mi boca asustada, dijo que estaba mejorando, pero tiene la cara toda azulada y verduzca y trae uno de sus brazos con uno de esos soportes especiales. Mis ojos se abren como platos e internamente, aún con todo lo que ha pasado, me enfado con Ethan.

Fue tan inmaduro lo que hizo, no debió enviarlo a golpear, si vuelve a hacer algo como eso lo dejaré para siempre. Me emocioné tanto con su regreso que por poco le quité toda la importancia a una actitud tan preocupante como esta. Gabriel no sabe nada, no merecía algo así.

Miro hacia atrás donde Jan, aún está aparcado y entro de una vez con la esperanza de que Gabriel no me haya visto bajar del carro. No puedo irme después de ver el estado real de Gabriel. Me siento muy extraña, no sé si es porque en cualquier momento podrían arrestarme, porque de ninguna forma quiero estar aquí, o porque entre más veo los golpes de mi jefe más culpable y raramente afectada me siento.

—Volviste —habla con su particular tono calmo, educado.

—¿Qué haces aquí, Gabriel? Dijiste que estabas mejorando pero... pero...

—No te preocupes por mí, estoy bien.

—No, no lo estás. ¡Dios mío! Mira todos esos golpes. ¿Puedo hacer algo por ti?

Peligrosa Atracción II (Almas Perdidas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora