Capítulo 4: Donde todo empezó.

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En multimedia: Imagine Dragons - Whatever it Takes

~*~

Durante todo el vuelo a L.A me tiemblan un poco las manos. Las he escondido en los bolsillos de la chaqueta porque no quiero que mi hermano se preocupe por mí más de lo que ya está. No puede creer que aún conserve un arma, que le haya hablado de esa forma tan impertinente al famoso Jan, que haya apuntado sin pensarlo en un aparcamiento público a dos hombres sin saber realmente primero qué querían o quiénes eran. Sí, está muy molesto conmigo y mis impulsos.

No son impulsos, no soy ninguna idiota que es muy diferente.

Después de mi llamada con Mateo, los tipos que supuestamente seguían órdenes de este fueron llevados quién sabe dónde por dos de los "cuidadores" de Nathan. Me prometió que no los lastimarían, después de todo se habían delatado por mí y ciertamente no me hicieron ningún daño, si los mataban por mi culpa me iba a sentir terrible. Según mi hermano solo querían averiguar quién los había enviado realmente.

En resumen, les habían dado una paliza y ninguno dijo nada más que Mateo es quien los contrató. Mi hermano llamó nuevamente a Mat, y él confirmó una vez más que no sabe quiénes son. Raro, muy raro. Ahora me siento tremendamente culpable y me he pasado todas estas horas pidiéndole a quien sea que aún me escuche, que no hayan asesinado a esos hombres.

Puede que de pronto quiera actuar como una más de ellos, del grupo, de la maldita organización pero lo cierto es que soy débil, sí, débil porque siempre espero el lado bueno de las personas, incluso de los delincuentes. Tal vez influye el hecho de que conozco a los chicos; a Mat, a Kim, conocí a Ethan más que nadie, hay demasiadas personas en ese mundo que disfrutan lo que hacen, pero hay cientos que están dentro por razones muy lejanas a las de ser unos desgraciados.

Pobreza, necesidad, hambre, amenazas, venganza, obligación, poder... amor.

Da igual que tanto lo piense, sé que nadie me dirá lo que hicieron o no con esos hombres y mi mente es todo un revoltijo de pensamientos que no se detienen. La idea de que Ethan está vivo ha tomado un furor enorme. Y ya no sé si me tiemblan las manos de esta forma por el destino de aquellos tipos o porque esa idea tan descabellada pueda ser cierta o porque de verdad ya estoy perdiendo la cordura, quiero conectarlo todo con él y a lo mejor solo estoy ilusionándome una vez más con que un buen día llegará a mi puerta y podré verlo otra vez.

Cierro los ojos y trato de dormir un poco pero es imposible, no quiero vivir el resto de mis días de esta forma; imaginándomelo en todos lados, creyendo que envía gente a cuidarme, pensando que me ha estado siguiendo todo este tiempo, asegurándose de que estoy bien, que en realidad sí está llevando a cabo su plan... la carta.

Giro el rostro lo más  que puedo porque al darme cuenta de las tonterías que estoy imaginando el sentimiento me ataca una vez más, se me escapan unas cuántas lágrimas y no quiero otro discurso de mi hermano. Esto duele, de verdad, no tener un lugar en donde visitarlo, en donde llorar, en donde recordarme día a día que no volverá es espantoso. Tengo miedo de nunca aceptarlo, de jamás estar verdaderamente lista para empezar. Hago intentos, los hago, estaba a punto de iniciar de cero y justo entonces todo vuelve a mí, este maldito mundo y la gente en el. Es como si aún no todo estuviese dicho.

Lo nuestro fue intenso, definitivamente fueron meses llenos de tensión, locura, demasiados secretos y un amor que nos consumió de manera cegadora. Quizás por mi edad, aún tan joven, fue fácil sentirme envuelta de aquel gris lleno de experiencia, de deseo, pasión y una ternura que ocultaba tan bien, quizás él en mi inmadurez, mis caprichos, mi terquedad, encontró las esperanzas que no tenía, un motivo. ¡Te extraño tanto Johnson! ¡Tanto! ¡Tanto!

Peligrosa Atracción II (Almas Perdidas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora