—Bien, ¿Vas a contarme como fue? —Pregunte parándome a su lado.
Chat Noir me miro de reojo y sonrió.
—Perdona que te diga esto My princess cuando fuiste atropellada por ese auto pero ¡Realmente estuviste increíble! —Pareció emocionarse—Estabas corriendo a alguna parte cuando ese niño corrió hacia la calle por su pelota, tú fuiste la única que lo vio y alcanzaste a empujarlo... claro que quien recibió el golpe fuiste tú, y yo trate de llegar pero me fue imposible—parecía algo avergonzado por eso ultimo, incluso rasco su nuca.
—No te preocupes, no fue tu culpa. Es más me alegra saber que al menos valió la pena que perdiera mi memoria. —Me encogí de hombros y sonreí al mirar la noche estrellada.
—My princess—dijo alejándose del barandal— Permíteme declararme tu admirador—hizo una exagerada reverencia—El numero uno y el único espero.
Reí al escuchar su comentario.
—Gato tonto.
—Al servicio su majestad My princess Marinette.
— ¿Marinette? —La voz de mi madre se escucho en mi habitación.
— ¡Ya voy mamá, salí a tomar un poco de aire! —Grite mirando por sobre el hombro de Chat Noir esperando que no se asomara a verme.
—Acuéstate ya es tarde—la escuche decir, hubo un momento de silencio.
Respire con alivio, al parecer se fue.
—Bien gatito, como ya escuchaste es tarde, ¡Shuu, shuu! —Lo espante con mis manos como haría con cualquier otro gato—Ve a cantar en la en la terraza de alguien más, mi madre me matara si sabe de esto.
— ¿Un amor prohibido My princess? —Levanto sus cejas.
—Se escucha emocionante y todo pero para eso primero tiene que haber amor—mire en todas direcciones como si buscara algo— ¡Pero no lo hay! —Pose mi mano sobre su pecho y lo empuje un poco, él brinco colocando sus pies y manos sobre la baranda.
—Está bien entiendo, por esta noche mi iré. —Dijo negando con la cabeza.
— ¿Por esta noche? —Cruce mis brazos sobre el pecho—Seria bueno para mí sino volvieras.
—Se que quieres volver a verme, lo sé, se nota en tu mirada. —Puso su mano en su barbilla y la acaricio como si tratara de analizarme.
—Lo que tú digas, ahora solo vete.
— ¡Hasta la próxima! —Junto los dedos índice y medio de su mano derecha y con un gesto militar se despidió utilizando su bastón para saltar al siguiente techo.
Un gato callejero, que vendrá a visitarme una vez más.
—Bueno, no me molesta, aunque puede ser que solo estés aburrido.
A la mañana siguiente me encontraba en mi asiento cuando Adrien entro a horario esta vez, cuando nuestras miradas se cruzaron a diferencia de las anteriores veces me saludo con su mano y yo con una sonrisa seguramente torcida y forzada tan tiesa como una tabla se la devolví, no me gusta, me pongo nerviosa cuando estoy con él.
¿Sera amor?
Tuve que cubrir mi boca para no estallar en carcajadas otra vez en medio de la clase, ¡Por favor!, supongo que eso de la obsesión no es tan fácil de quitarse, pero, ¿Quién no se pondría nerviosa ante un chico lindo?
Aunque esto nunca me había pasado.
—Tu sonrisa tonta volvió—me susurro Alya y di un pequeño salto.