Cuando baje frente a la torre Eiffel mire ese tan concurrido lugar... era perfecto, si quería llamar su atención este debía ser el lugar donde los disturbios comenzaran.
Y de por sí ya tenía bastante atención de los presentes, era natural, todo el mundo estaba enfocado en este Chat Blanc que se parecía demasiado al Chat Noir oficial, solo que soy mejor que el anterior, una versión mejora y más actual.
Sobre todo más realista.
— ¡Cataclismo! —Desenfrenadamente comencé a destruir cualquier objeto que se encontrara frente a mí.
La policía no tardo en llegar y fueron demasiado sencillos de vencer, ahora que todos los medios de París se enfocaban en el nuevo akuma que aterrorizaba la ciudad sería fácil que el insecto se apareciera.
—Te estaré esperando, My lady. —Me burle de la forma en la que solía llamarla.
Qué cosa tan patética y asquerosa, pensar que ella en algún momento me gusto o peor aun la ame. Es bueno que Marinette apareciera en mi vida, de lo contrario probablemente continuaría prendido del bicho.
Tal y como era de esperarse la siempre "Justiciera" LadyBuu se apareció unos momentos después de recibir mi invitación, me asombra ver lo pareja que estaba la batalla, sin embargo yo tenía ventajas sobre ella y en su desesperación por salvarse se escabullo como la cobarde que es.
No me costó mucho encontrar su rastro y seguirla.
— ¡LadyBug! Sal de donde quiera que estés, o tendré que ir a buscarte y eso será peor. —Me gire para inspeccionar el lugar... cuando lo hice como si fuera una seña, una luz al final el túnel, una esperanza, llámese como se quiera llamar. La razón de mi vida estaba allí.
—Hola...Chat...
Me saludo, lo hizo y mi corazón corrió a miles de kilómetros por hora, desde hace tanto tiempo no me dirigía la palabra y ahora finalmente conseguía algo de su atención.
—M-My princess...—tartamudee sin poder evitarlo— ¿Qué... estás haciendo... en este lugar?
A decir verdad me importaba un bledo lo que estuviera haciendo allí, pero estaba y eso era lo que importaba. Solo hice esa pregunta porque fue lo primero que se me ocurrió.
—Me-Me perdí. —Se encogió de hombros— ¡Soy tan distraída!
¿Se perdió? Eso no tenía mucho sentido ¡Pero al diablo con el sentido y la razón! Ella estaba justo allí, delante de mí, hablándome sin enojo ni desdén.
— ¡Estoy tan contento de verte! —La emoción de mi voz fue imposible de disimular.
— ¿A-Así? —Se veía algo nerviosa.
—Sí, hay tantas cosas que quiero decirte, pero antes de eso tengo que resolver unos asuntos, por favor espera a que lo haga y podre contarte todo. —Tome una de sus manos.
Y entonces me percate que desde el inicio cubría su mejilla con la otra.
¿Estaba lastimada?
— ¿Qué cosas? —Pregunto.
—Ya te dije, antes tengo unos asuntos por resolver. —Respondí sin darle mucha importancia a la pregunta.
Mire fijamente esa zona que cubría ¿De verdad estaba lastimada?
— ¿Por qué te cubres la mejilla? —Pregunte al fin.
Estire mi mano para quitar la suya y ver ese lugar tapado.
— ¡Por nada! —Trato de alejarse.
Pero no pudo hacerlo porque en un instante volví a estar a su lado.