PERFECT [Terminado]

CAPITULO XIV: El muerto de la noche y la escopeta de una sola bala.

La luz dejó ver todo lo que nos rodeaba y era tan intensa que incluso Miriam se despertó. Al parecer no nos vieron ya que esa luz duró menos de un segundo y el vehículo se alejó dejándonos de nuevo en la oscuridad.

-Se pasaron derecho -le dije a Miriam sumiéndome en el lugar donde estaba sentado.

Unos metros más adelante el vehículo se detuvo en seco y sus puertas se abrieron bajando múltiples personas que caminaron hacia nosotros.

-yo los vi en esa parte --dijo una voz aguda y molesta.

-¿En dónde? -pregunto otra voz nerviosa- ¿Dónde quemamos a los de la otra vez?

-exacto -contestó la primera voz-, ahí los vi cuando pasamos con la camioneta, era un chico moreno y una chica de pelos blancos.

-entonces si son, carga tu escopeta hermano.

Después de eso se oyó como uno de estos metía perdigones a los cañones de una escopeta. Miriam y yo seguíamos en total penumbra así que no creo que nos miren, pero por si acaso nos metimos más y nos ocultamos tras la hierba seca. La poca luz que venía de los faros del vehículo dejó ver a cuatro... sujetos que se pararon a unos metros frente a nosotros. Los cuatro eran regordetes, de cuello corto, cara redonda con una baja estatura y poco pelo en sus cabezas, parecían más bolas de carne que personas.

-¿Dónde están, idiota? -pregunto con enojó una voz gruesa, era la misma voz de ayer por la noche.

-y-yo los vi aquí, el chico estaba sentado viendo a la chica dormir, es enserio -contestó con miedo alejándose lentamente del primer sujeto.

-no te creo, si los hubieras visto estarían aquí, no pueden irse aunque quisieran, si lo hicieran Trudy nos diría.

-pe-pero estaban aquí, yo mismo los vi con mis ojos.

-mentiroso -acusó el sujeto de voz gruesa al otro mientras le daba un golpe en la mejilla.

El primer sujeto cayó al suelo levantando una pequeña nube de polvo, veía a el otro desde abajo mientras se arrastraba con miedo lejos de él, balbuceando:

-y-yo los vi hermano, lo puedo jurar por mi mujer y mi hijo que viene en camino.

-¡pues creo que tu mujer y esa cosa que viene en camino tendrán que pagar por tus mentiras! -le gritó mientras lo pateaba en el suelo.

-basta -gritó la tercera voz, separándolos-, en lugar de matarlo deberías estar buscando a esos mocosos.

Miriam estaba de cuclillas viéndolos discutir, pero de un momento a otro perdió el equilibrio casi cayendo al suelo pero logró uso su mano para sostenerse aplastando unas hojas secas, estas crujieron y llamaron la atención de tres de los cuatro hombres.

-¿oyeron eso? -dijo uno de los cuatro.

El más violento levanto la escopeta del suelo y se acercó con el cañón alzado y el dedo en el gatillo al lugar donde estábamos escondidos. Miriam y yo intentamos escabullirnos ante la presencia de una escopeta en nuestras narices, creímos que era buena idea rodearlos y salir por la parte oscura del camino y así cuando el cañón de la escopeta abrió la hierbas nosotros ya no estábamos ahí sino que nos dirigimos al camino, preparados para salir corriendo. Al momento de estar afuera, en el camino vimos de perfil a los tres hombres que veían con curiosidad a la oscuridad. Con miedo comenzamos a caminar con lentitud y sigilo al sentido contrario al que estaban ellos.

Aparentemente el silencio no importó nada ya que uno se dio cuenta y nos volteo a ver dejando a la vista su cara, la poca luz no daba muchos detalles pero los que se vieron fueron suficientes para ponerme la piel de gallina y poner mi peor cara de susto, el tipo que nos había visto tenía los ojos y la boca cosidos con un hilo muy grueso, tenía los brazos cortos terminando en muñones y producía sonidos similares a gruñidos o gemidos eufóricos avisando a sus acompañantes que estábamos ahí, aún lado de ellos. Cuando lo oyeron voltearon en dirección a la oscuridad y nos vieron parados, presas de un miedo que nos impedía movernos y al tenerlos casi frente a frente pude ver que tenían un ojo cerrado y el otro muy abierto casi a punto de salirse de sus cuencas.