CAPITULO XLIX.5: El invierno bastardo (Pt. 2)

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Era aquel sujeto, aquel que intento matarme incendiado la casa, aquel que se llevó a Miriam.


-¿Quién eres tú? -le pregunté aunque ya lo sabía.


-mierda -dijo Roran contestando mi pregunta de manera indirecta.


-yo soy Salomón Dolent -me contestó poniéndose unos guantes negros con varios sobresalientes y detrás de él venían tres hombres fuertemente armados, estos no traían rifles de tres cañones, si no rifles negros y grandes que se veían muy sofisticados-. Tiempo sin vernos, Roran Bombad.


Pude ver como todo se derrumbó dentro de mi compañero.


-¿qué le hicieron a Miriam? -le pregunté para ganar tiempo espero que esta vez cuele.


-con que así se llama -dijo él con cierto tono de desinterés-, Miriam Marstone, Hermana de Sorai Marstone, curioso.


-eso no responde mi pregunta -le dije, retándolo.


-no quiso llamar a su hermana -me contesto-, así que intentamos obligarla, primero le pegamos un poco, pero no la magullamos mucho para que se viese bien para su hermanita, no quiso obedecer, así que le rompimos todos los dedos de la mano, uno por uno, no obedeció así que le sacamos una muela... Tengo que admitir que fue un error, no pudo hablar en tres días, eso fue una pérdida de tiempo, así que al final, ayer, para ser honesto decidimos lavarle el pelo, trenzárselo, pero olvidamos sacarlo así que trajimos un secador pero estaba muy caliente y su pelo se terminó chamuscando, decidí cortárselo, no crees que le quedó bien. Se hubiera ahorrado todo eso sí hubiera llamado a su hermana y cuando le preguntara como esta, ella contestará que secuestrada -paro un momento para tomar aire-. Pero no somos tan malos, digo, le curamos la pierna o al menos se hizo el intento.


No sabía que hacer, no es como si ahorita mágicamente el ejército blanco descubriera donde estamos y nos salvarán, ¿Verdad? No había otra puerta además de donde estaban ellos, no había salida aparente o eso parecía en el momento en que cerraron la puerta y la atrancaron.


-para serte honesto, Roran -continuó hablando-, no creí que volverías, no creí volverte a ver en toda mi vida, creí que habías muerto o te habías ido muy lejos pero no fue así, de por sí las ratas no se alejan mucho de su agujero -por un momento se calló y se quedó viendo a Roran, esperando una respuesta pero no hubo ninguna, sólo silencio, así que siguió-... ¿Cómo se encuentra Katrina? Espero que bien, aunque no se ha de sentir bien dormir a lado de un traidor.


Roran seguía sin decir ninguna palabra, lo cual me había generado más dudas sobre él.


-¿para qué quieres que Miriam hable con su hermana? -le pregunté pero me ignoro al no despegar su mirada de Roran.


-perdón, ¿Qué dijiste? -me pregunto y prosiguió antes de que pudiera volver a preguntar:- Para algo muy importante, iba a ser un intercambio, su hermana iba a verla en peligro y hubiera cumplido nuestra demanda: Dejarme entrar a Colony.


-¿Enserio crees que iba a pasar? -pregunto Miriam desde la silla de donde intento levantarse, pero sólo logró desplomarse y desde el suelo continuo- ¿Quién crees que soy yo? O mejor ¿Quién crees que es muy hermana? No creas que es la perrita de alguien importante, ni ella ni yo importamos en un país como Colony, crees que te iban a dejar hacer lo que quisieras por alguien como yo, tus demandas hubieran llegados a oídos sordos.


Al ver como había caído me apresure a ayudarla y al momento de alzarla pude ver como la levantaba de un pequeño charco de sangre.


Él no dijo nada, sólo se limitó a ajustarse los guantes de una manera brusca, en su cara se podía ver su enojó tan claro como si lo tuviera escrito en la frente. Nos veía con una expresión difícil de descifrar debido a su falta de cejas, era extraño verlo a esa cara redonda y afeitada.

PERFECT [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora