CAPITULO XVI: El padre, la madre y los hijos

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-¡Son ellos! -volvió a gritar y de un momento a otro ya todos estaban afuera de sus casa, con armas en mano.


Había cuatro hombres en el patio de las casas y ninguno estaba feliz de vernos. El sonido de un disparo silbo e hizo un agujero en la madera de la pared donde nos ocultábamos, nos dimos la vuelta y corrimos hacia atrás de la casa más grande para protegernos de los disparos.


Llegamos a un terreno seco sin mucho que ver más que un gran árbol seco igual de grande que la casa, empuñe la escopeta solamente para apantallar ya que no creo que un disparo pueda hacer mucho. Miriam se pegó a la pared atrás de mi y me tomo por los hombros, podía sentir como temblaba y cuando voltee pude ver como tenía los ojos cerrados y le pedía a Dios que la protegiera.


-¡están en la parte de atrás! ¡Yo los vi como corrieron como ratas! -gritó la mujer- ¡Como ratas asquerosas! ¡Una Albina y otra negra!


Volteaba a los dos lados esperando que salieran por cualquiera, me temblaban las manos y la boca se me seco. Alce la mirada y vi el árbol seco, había una persona parada ahí, demacrada y calva, sólo nos veía y se reía de nosotros


-¡Aquí están! -gritó el primero que salió por la derecha, me tomo por sorpresa pero cuando lo vi le estrelle la cara contra la pared y cayó inconsciente por el golpe, no traía ningún arma.


El segundo salió por la derecha y a este le di un golpe con mi rodilla en el estómago y le pegue en el cuello con la escopeta, este sólo cayó de dolor sin decir ninguna palabra, el traía un garrote de madera. Pasaron los segundos y no salía ningún otro por ningún lado, excepto por atrás: una puerta en la pared se abrió y jalo a Miriam por los pelos y luego a mi por el cuello de la playera. Dentro todo estaba oscuro, tan oscuro que sólo sabía que me habían lanzado en el momento que toque el suelo donde me empezaron a golpear hasta que se detuvieron por que alguno dijo:


-espérate... no se desmaya.


-ni se desmaya -dijo el otro.


-por favor déjenlo -pude oír como gritó Miriam entre llanto desde la oscuridad.


-cállate -le regaño la mujer y seguido dijo con un tono irritado y burlón- si no se muere pues péguenle más duro.


Recordé que el cuchillo que aun estaba en mi pantalón así que deslice mis manos hacia dentro de mi bolsa y tome el cuchillo por el filo, me corté la palma pero lo saque y en el primer lugar donde sentí el golpe enterré el cuchillo en lo que sea que me estaba golpeando, se oyó un aullido de dolor desgarrador para después cesar los golpes donde me dio tiempo para ponerme de pie. Tenía todo adolorido, desde la cabeza hasta las piernas y apenas podía mantenerme de pie, me habían quitado mi mochila y no tenía la escopeta, tome el cuchillo y vi a mi alrededor el cual ya estaba más tranquilo y silencioso dejando de lado toda la confusión.


En la oscuridad oí como jalaban la corredera de una escopeta para cargarla, me tiré a un lado a tiempo y seguido de eso dispararon, nuevamente se oyó la corredera y volvieron a disparar. Los disparos dejaron unos agujeros en la pared por los cuales dejaban pasar un poco de luz del exterior con la que podía ver a Escarla con una cara roja por la frustración y el coraje, en sus manos estaba humeante el cañón de su escopeta y a su lado estaba Miriam hecha bolita y tapándose los oídos con su manos, los otros sujetos habían desaparecido en la oscuridad pero podía ver hacia donde se habían ido por el rastro de sangre que habían dejado al arrastrar al que herí.


Estaba nervioso y mi respiración se hacia pesada por el miedo. En el momento que se dejaron de oír los disparos Miriam dejó de taparse los oídos y vio a su alrededor, al verme empezó a gritar.

PERFECT [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora