CAPITULO XV: Las casonas

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Me desperté en el momento que Miriam se empezó a mover, ya era de día pero aún muy temprano, el sol todavía no salía por completo y aún hacia frío aunque no lo sentía por estar pegado a Miriam. Me levanté y me senté junto a ella, nunca la había tenido tan cerca durante tanto tiempo.


A los pocos minutos Miriam también se despertó y se sentó a mi lado, se estiró y se tallo los ojos.


-buenos días -me saludo con los ojos adormilados.


-Hola -le conteste poniéndome de pie, le extendí la mano para ayudarla a parar.


-¿Cómo dormiste? -me pregunto con dulzura seguido de un gran bostezo.


-hace tiempo que no dormía tan bien.


Miriam me sonrió y se empezó a estirar pero al momento de llegar con su espalda hizo una mueca y se encorvo por el dolor.


-¿Qué pasa? -le pregunté acercándome a ella- ¿Estás bien?


-mi espalda -me contestó me contestó entre quejidos-... me duele.


En ese momento recordé lo de ayer, el golpe, la sangre, los disparos y mi pierna con un hueco. Miriam se dejó caer de rodillas por el dolor al mismo tiempo que mordía su labio.


-déjame ver tu espalda -le dije mientras buscaba algo que hacer.


Con dificultad se empezó a desabotonar la camisa y se desnudo el torso. En el centro de su espalda había un enorme moretón totalmente negro, es increíble que no le haya roto nada con ese golpe. Le toque el moretón con la punta de los dedos y se hizo hacia adelante por el dolor y dio un pequeño gritillo.


-¿Qué haces? ¡Duele! -me peleo.


-perdón -le dije alejando mi mano de su espalda-... no sé que hacer.


-¡el vodka! -gritó entre dolores- ¡trae el vodka!


Sin cuestionar fui corriendo por la botella y la lleve con ella.


-¿para qué la quieres? -pregunté destapando la botella.


-vacía un poco en tu manga y ponlo sobre mi espalda -me indicó-, sirve como analgésico local.


-no creo que funcione así -le conteste pensando que para que funcione el vodka, debería haber una herida abierta.


-obedece -me gritó tomando mi muñeca y apretándola.


Empape un poco del vodka en mi manga y le empecé a dar masajes circulares en su espalda. Pasado el tiempo sentí como su postura se relajaba y veía como su expresión cambiaba, también sentía como los músculos alrededor del moretón estaban inflamados y su piel estaba caliente. En su espalda podía ver más de esas pequeñas cortadas que inundaban su piel, eran tantas que llegue a pensar que eran resultado de una flagelación.


Soltó un suspiro y me pidió que parara, que ya estaba mejor, me aleje y se empezó a poner su blusa.


-¿Te puedes parar? -le pregunté.


Ella lo intento y lo logró pero no podía ponerse erguida ya que el dolor la obligaba a encorvarse de nuevo.


-creo que podemos seguir así -me contesto-, tu sin una pierna y yo con la espalda destrozada.


Sin saber que contestar me reí y me puse de pie con un poco de esfuerzo. Miriam me paso el brazo sobre su hombro pero al poco rato me lo quito ya que el dolor no podía hacer que me ayudase, yo me cargue las mochilas y la escopeta ya que ella ya no podía hacerlo. Salimos al sendero, en el suelo seguía la mancha roja y se dibujaba un camino de sangre por donde arrastraron el cuerpo de Gael.

PERFECT [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora