Capítulo 14 EXCUSA

71 7 2
                                    


Al partir, fuimos directamente a mi casa. Tenía que explicarle a mi familia, o mejor dicho darles una excusa, por la cual "desaparecí".
Los chicos, fueron cada uno a su respectivo hogar, mientras que Nicolás me acompañó al mío.

Al llegar, todo, estaba... tranquilo. Entramos, y el silencio nos invadió.

-Que raro...- susurró Nico

Si, realmente lo era, pensé que estarían como locos buscándome.

-Jazmín- escuché decir desde la cocina

-Mamá- respondí entrando

-¡Que suerte que volviste, ya te extrañaba hija!-

¡¿Eh?! ¡Creo que si mi hija desapareciera por tres días, yo, también la extrañaría mamá!

-¿Qué suerte... que volví?-

-Si, claro... ¿cómo la pasaste?-

-¿En... en dónde mamá?- consulté sin entender

-¡Hay hija!, ¡no te hagas la tonta!, yo se muy bien, ¡que te fuiste de paseo con Tobías!-

Bueno... ahora si, que no entiendo nada

-Ah...-

-Tob, me comentó que fueron unos días a la playa-

¡Ahora todo, cobró sentido! ¡No puede ser Santa Virgen!

-¡Ah!, si, si claro...se me olvidó avisarte, siempre despistada yo...-

-No pasa nada hija-

-Estuvo hermoso- mentí

-Me alegro mucho... bueno me voy, que tengo que hacer unos trámites-

-Si, yo voy a mi habitación, vamos a charlar con Nico. Nos vemos-

-Cuidate hija-

Una vez que mi mamá se fué...

-¡ES UN HIJO DE PUTA!, ¡¿CÓMO PUEDE MENTIR ASÍ?! ¡LO ODIO!- grité mientras caminaba enloquecidamente por la pieza

-¡Yo si lo creo!, es un mal nacido, que lo único que hace es joderte la vida. ¡Pero ya se las verá conmigo!- respondió Nicolás

-¡PUDE HABER MUERTO! ¡Y MIS PADRES PENSANDO QUE ESTABA EN LA PLAYA!-

-Bueno Jaz, tranquila... gracias a Dios, estás bien. ¡Pero yo te juro, que va a pagar todo lo que ha hecho!- comentó en un tono tranquilizante Nico

-Si... lo sé, pero... no importa, lo importante es que estoy acá- respondí más tranquila

-Así es linda-

En ese instante, me encontré con su gris mirada. Cuánta profundidad y oscuridad que hay en aquellos ojos, ni la noche misma, es tan confusa, como lo es, su intensa mirada.
Ese simple hecho, el que él, me mirara de esa manera, hizo que mi cuerpo, se descontrolara, mis nervios comenzaban a salir a flote, mis mejillas ardían y mi espina dorsal temblaba. ¡Santo Dios, auxilio!.

¿Por qué te cruzaste en mi vida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora