ETERNALLY ANGEL ✔️

Capítulo 4

Envuelvo mis brazos alrededor de su cintura y espalda. Daren se queda inmóvil y no corresponde al acto. Me separo con incomodidad y enciendo la luz de la habitación. Los más de seis meses no pasaron para él, su rostro continúa con ese tono de viveza que llamó mi atención la segunda vez que nos vimos.

—Lo siento, me emocioné mucho al verte.

—No soy bueno demostrando mis sentimientos —se justifica.

—Me he enterado de muchas cosas en tan pocas horas de mi regreso. En realidad, han pasado muchas cosas en tres días —cambio de tema al ver su incomodidad. Me acerco a la ventana, abro la cortina y veo un par de maletas en la entrada trasera—. ¿Son tuyas?

—Quiero resolver misterios al igual que tú. Pero para eso necesito tiempo a tu lado. Ir y venir ya no es de mi agrado.

—¿Qué tienes en mente?

—Podría hospedarme aquí el tiempo que tú estés.

—¿Se te ha acabado el dinero?

Esboza una sonrisa.

—No. Sé lo que hago y las decisiones que tomo. Necesito devolverte el favor que me hiciste, quiero estar cerca de ti y de tu familia para protegerlos.

Suena una idea tentadora, el que Daren esté cerca de la familia siendo lo que es en una situación tan grave como esta, no se tiene que pensar la respuesta dos veces.

—Vamos por tus maletas. Esperaremos a mi padre en la sala.

—¿Qué le piensas decir? —pregunta mientras deja las maletas a un lado del sofá.

—Aún no me conoces —respondo entre risas.

—Eres Blancanieves.

—¿Qué?

—La insulsa que acepta la manzana envenenada. Eso te pasó con Ashley, aunque fue una soda. Modernización —dice la última palabra mientras parece extenderla imaginariamente en el aire con sus dos manos. Acto seguido, ríe.

—¿Cómo sabes todo eso? No es gracioso.

—Hay alguien que se esconde entre las sombras y me dice todo.

Entre las sombras. Esa oración me hace estremecer. Mi mente piensa automáticamente en David Seidel. Pero nuevamente dejo la duda en el aire.

La puerta de la casa se abre y mi padre entra con un par de cajas en su mano derecha y en la otra tres vasos de café colocados en una base de cartón. Cierra la puerta y se queda inmóvil al ver a Daren.

—¿Qué está pasando, Allison? ¿Quién es él?

—Papá —logro pronunciar y lo ayudo a dejar las cosas en la mesa de centro—. Él es Daren Thompson.

Estrechan las manos como gesto de saludo. Papá analiza el rostro de Daren, rebuscando en su memoria un recuerdo.

—¿Eres el chico que buscaban hace unos meses? —pregunta por fin.

—Tuve problemas con mi padre y me escapé de casa —explica.

—Así es, papá. Entró a la universidad hace unos meses, y ahora que la han cerrado no tiene a dónde ir.