Capitulo 8: "Amar es Sufrir"

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—Entonces yo le dije que obviamente no lo quería volver a ver nunca más, ósea ¿Puedes creer que quería salir con las dos al mismo tiempo? Increíble —dijo mientras me miraba haciendo caras raras.

Hace semana y media que Mía no se despegaba de mi lado. Hablaba y hablaba, nunca podíamos estar más de un minuto en silencio; a estas alturas conocía su vida completamente, tenía tres hermanos, viene de un pueblo pequeño, y ha tenido como 5 novios en lo que va de año, y a pesar de que todos han sido unos idiotas, ella no deja de buscar al «indicado», le gustan las fiestas, hacer actividades físicas y el maquillaje.

Somos como polos opuestos. La intente tratar mal para que se alejara, pero parece que no entiende nada, hace unos días me resigne.

—Es la séptima cachetada que doy en el año ¿Has dado alguna? Es muy divertido.

Por otro lado, y cambiando el tema, estaba muy nerviosa, mañana era viernes y a las cinco de la tarde estaría Connor esperando fuera de mi edificio para irnos a que su padre. Me había arrepentido como doscientas veces, pero algo en mi evitaba que le llamara para cancelar, como si no quisiera verlo mal o fallarle.

—Lástima que aún no he encontrado a mi príncipe azul, no todas tenemos tu suerte Eli —dijo refiriéndose a Connor.

—Te he dicho cientos de veces que él no es mi novio —dije rodando los ojos.

—Y yo te he dicho que no es necesario mentir, yo respeto los novios de mis amigas.

—Lo diré solo una vez más, él no es mi novio, solo somos... —¿Que somos? — amigos.

Me tomo del brazo y comenzó a caminar para ir a nuestra siguiente clase.

—Está bien, lo entiendo —hizo un puchero— ¡Ey! Mañana se estrena "Yo antes de Ti", dicen que es hermosa ¿Vamos a verla? Yo llevo los pañuelos.

—No puedo.

—Que aburrida, será divertido, más que estudiar para ese examen final.

—Ya estudié para ese examen, y no puedo porque iré con Connor a ver a su padre en Sacramento —lo último lo dije como un susurro.

Me miro picara, y con una sonrisa, sabía lo que estaba pasando por su mente.

—Se ve que solo son amigos —dijo con sarcasmo y rió.

—Es un favor, no le des muchas vueltas al asunto.

—Como sea, ya que piensas viajar con ese ardiente hombre que me calienta con solo mirarlo... —la interrumpí.

—A veces pareces una completa zorra.

—Lo sé, gracias. —sonrió— El punto es que debemos ir de... ¡Compras!

—Odio ir de compras.

—Andando —me jalo hasta la salida.

—Pero tenemos clase...

—me interrumpió— al diablo Jurídica, esto es más importante.

...

Habíamos recorrido todo el centro comercial, aun no comprábamos nada porque según Mia ninguna de las prendas realzaba mi figura.

Finalmente, después de horas caminando hubo un vestido, que debo admitir, era hermoso, parecía ser el indicado, sino fuera por el hecho de que costaba 900 dólares; era un vestido blanco, apretado en la cintura y suelto hasta la mitad de los muslos, era simple perfecto. Después de explicarle como tendría que trabajar mínimo tres meses para pagarlo, ella insistió en que me lo regalaría, obviamente me negué, no me gustaba deberle nada a nadie.

Su padre era dueño del banco donde vivía, así que mensualmente le depositaba a sus cuentas cantidades enormes de dinero, eso sin contar sus tarjetas de crédito. Ella era la menor así que la consentía en todo. Aunque no quise aceptarlo no me hizo caso y lo pago, le dije que se lo pagaría, pero insistió en que sería un regalo.

Al final se despidió diciendo:

—Bueno muñeca, nos vemos el lunes, relájate y diviértete un poco, mira que estarás con un dios griego y tal vez compartan habitación. —guiño el ojo y se fue.

...

La puerta sonó y mi mirada se posó en ella en un segundo. Abrí y me di la vuelta entrando nuevamente.

—Hola sirena.

—Hola.

—¿Estas lista?

No

—No estoy segura de que sea buena idea.

—Solo serán unos días, pero si no quieres —rasco su nuca demostrando lo nervioso que estaba— supongo que iré solo, no te quiero presionar.

Esto no podía ser peor ¿Porque se comportaba así? Tan comprensible y lindo, solo hacia las cosas más difíciles. Todo era una mierda, esta sensación alojada en mi pecho al verlo era una mierda, mi pulso acelerado al escuchar su voz era una mierda, no poderlo sacar de mi cabeza en todo el día, era una mierda.

De nuevo la sensación de querer huir se apoderaba de mí, esa sensación de querer salir corriendo, la misma de aquel día que cambio todo, que puso a este hombre en mi camino; pero también estaba el sentimiento de cuando supe lo de su padre, ese que sólo lograba darme inmensas ganas de correr y abrazarlo, de no separarme de él.

¿Cómo en un mes una persona puede aferrarse tanto a tu corazón? Trate y trate de sacarlo, pero no me deja, no se puede, y esa es la más grande mierda que me ha sucedido ¿Sería una locura creer que me estoy enamorando? Es difícil saberlo, nunca lo he estado, pero ciertamente tampoco había sentido estas cosas antes.

Es un idiota, no debía aparecer en mi vida, yo no debí dejarlo entrar, porque una vez que entre completamente, en el instante en que yo admita algún sentimiento hacia él, a partir de ese momento perderlo será la muerte para mí. No me gusta, odio y aborrezco que mi ánimo dependa de otra persona, que sus acciones, o palabras logren causar tanto revuelo en mí, es algo horrible porque cuando uno quiere a alguien, hasta la mínima tontería te duele.

Por eso no me puedo dar el lujo de tener a un hombre como Connor Wells, ya pasé por eso una vez y me niego a hacerlo de nuevo. Además, el temor a que se vaya después de dejarle ver mis demonios es muy grande.

Pero aun así estoy aquí, sin poder evitarlo estoy acercándome mas a él, involucrándome en su vida, ¿Que pasaba por mi cabeza? He ahí el dilema, no era mi cabeza la que me impulsaba a hacerlo, sino mi corazón, maldito, débil, triste y solitario corazón que solo quiere amar y ser amado, oh, que ingenuo, aun no entiende que amar es la mejor manera de sufrir.

Tome mi valija y camine hacia él.

—¿Nos vamos? —pregunte..

—¿Nos vamos? —pregunte

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—Claro, —sonrió y se movió despejando la puerta— tu primero.

Caminé dando un último vistazo a mi departamento y salí seguida de él.

Esto sería un largo viaje, no sé cómo pueda resultar, solo espero que mi vida no de más vueltas, todas las emociones que no había sentido en 22 años las siento ahora, una montaña rusa con subidas y bajadas que solo me daban ganas de vomitar.

—Adiós San Francisco. —susurré.

Mi Razón para VivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora