Un momento, un minuto, un segundo, pueden cambiar tantas cosas en tu vida. Un giro de 360 grados por completo. Somos nuestras decisiones. En cada pequeño momento en los que se nos presentan dos caminos y elegimos uno de ellos, nuestra vida cambia de rumbo, así que siempre que escojamos siguiendo nuestro corazón, el futuro será brillante y lleno de colores.
Hoy más que nunca me daba cuenta que era así, en varias circunstancias del pasado tome mis decisiones en base a los golpes que me daba la vida, el resentimiento y dolor, evidentemente los resultados no fueron buenos, termine perdida en un presente que no parecía mío, como viviendo la vida de otra persona, porque las decisiones que elegí en su momento jamás las hubiese escogido en otras circunstancias, nunca hubiese querido verme como la mujer de estos últimos años.
No podía asegurarme que más adelante no recibiría más golpes, pero si estaba completamente segura que de ser así no volvería a elegir siguiendo al odio y miedo, todos tememos, ahora me doy cuenta que es natural, lo importante es saber llevar ese sentimiento y tener la valentía para no dejar que afecte toda tu vida.
Y más que nada disfrutar, cada segundo que estamos vivos, saber apreciar la maravilla de respirar, tener salud, poder ver los detalles de la vida que muchas personas pasan por alto. Un atardecer, el mar, la lluvia, niños jugando en el parque, personas sonriendo, el sonido de las risas entre amigos, la caricia de alguien que te quiere, la amistad, el amor.
—¡Llegamos! —dijo emocionada Mia mientras nos deteníamos.
—Las olas están increíbles.
Nos bajamos del auto y los chicos corriendo hacia la orilla de la playa. Jack había propuesto venir a pasar el día, disfrutar del mar, enseñarnos a surfear a Mia y a mí, quedarnos con una fogata y malvaviscos toda la noche, en general compartir un buen rato entre todos. Era un poco irónico porque era la misma playa donde meses atrás casi me ahogaba, la misma donde mi vida y la de Connor se cruzaron.
—Es lindo cuando no estas ahogándote ¿cierto? —dijo riendo.
Ruedo los ojos y él toma mis mejillas dándome un beso rápido. Recordé la pesadilla que había tenido la noche anterior, había sido muy fea, lo sé por la manera en la que desperté de golpe muy agitada, no recordaba exactamente qué pasaba, pero si me acordaba de que en un momento vi a Connor inconsciente en una ambulancia, tenía una gota de sangre deslizándose por su mejilla y estaba todo golpeado, solo recordaba imágenes muy lejanas y borrosas, pero sabía que era él, y dolía, aun cuando solo era una pesadilla.
—Chicos, —nos llama Mia desde la orilla— esta deliciosa el agua. Vengan rápido.
Connor me miro feliz, hizo un movimiento con su cabeza incitándome a ir, pero antes de dar un paso se colocó frente a mí, de espaldas agachándose un poco.
—Sube. Te llevo a caballito.
Sonreí. No me iba a negar a que me llevara en su espalda. Salte enredando mis piernas en su cintura y mis brazos en su cuello. Deje un beso detrás de su oreja que lo hizo estremecer y darme una mirada rápida. Corrió haciendo que me sostuviese con más fuerza mientras reíamos. Llegamos a donde ellos estaban y comenzaron a arrojarnos agua, aun teníamos la ropa puesta, pero nos importó muy poco cuando comenzó nuestra guerra de agua.
Un rato después Mia y Jack fueron por algo para tomar, creo que habían traído unas cervezas, yo por mi parte me quedaría con mi limonada, después de la fiesta de Mia el alcohol y yo terminamos de concluir que no congeniamos bien.
—Esto es hermoso —digo viendo al horizonte, el punto exacto donde el mar y el cielo chocaban.
—Tu eres más hermosa.
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Mi Razón para Vivir
Teen FictionSiempre fui una chica muy correcta, enfocada en el futuro, pero nunca pensando ni disfrutando el presente. ¿Amor? No, eso era solo una distracción; ¿Amigos? No gracias, no entendia cual era el desespero que tenian todos en tener personas quienes sol...