Capitulo 16: "Todo de ti"

150 21 6
                                    

—No es nada importante —dije restándole importancia.

—No puedes decir eso, en serio me sorprendiste.

—Tu no debiste ver esos dibujos, tenías que quedarte quieto y no tocar nada.

—No quiero que pienses que estaba hurgando tus cosas, solamente vi los libros que estaban ahí y uno llamo mi atención, no vi problema en verlo, cuando lo tome un par de cosas cayeron, entre esas los dibujos, lamento eso.

—solté un suspiro— No quiero que pienses que soy rara por lo que viste, no soy una especie de acosadora ni nada parecido.

—sonrió de medio lado y se acercó a mí— Creí que no te importaba lo que pensara de ti.

Claro que me importa estúpido.

—No me importa, es solo una forma de decir.

—Veo que aún no estas dispuesta a admitir que siente siquiera algo chiquitico por mí.

No de nuevo y mucho menos a él.

—No seas creído. Ya hablamos, quiere decir que todo está bien, tu deberías ir yéndote.

—rió y negó con la cabeza— Quiero verlos, a penas los observe dos segundos ese día.

—No, no, no, ni lo pienses, suficiente vergüenza pase al ver que los viste y después de haberte dicho todas esas cosas horribles, de nuevo lo siento por eso, quiero aclarar que no creo nada de lo que te dije ese día, solo estaba...

—Asustada —completo—, lo entiendo, te da miedo que te conozca sirena, te aterra que quiera todo de ti, que me gustes y que incluso ya te quie...

—me levante sin dejarlo terminar— iré por los dibujos.

Camine rápido hacia mi habitación donde me habían encargado de guardarlos esta vez mucho mejor. No puedo creer lo que estuvo a punto de decir, no lo quiero creer, no lo quiero escuchar, está loco.

Tome algunos no más, tampoco tenía que verlos todos. Volví a donde estábamos y me miro expectante, mis mejillas se ruborizaron cuando se los di.

—Me dibujaste, —susurro pasando sus dedos sobre el papel— ósea, ya lo había visto pero, wow es asombroso.

Para mi desgraciada suerte él había visto justo los dibujos que hice de él. No los hice consciente, solo me salía dibujarlo, comenzaba con simples líneas, luego su rostro venía a mi mente y bueno, terminaba su sonrisa plasmada en mi papel. Era frustrante que mi inspiración pareciera siempre reflejarlo a él. Eran siquiera siete dibujos en los que estaba, hasta yo consideraba que era extraño.

No todos eran retratos, otros eran de recuerdos que me venían de cosas que hacíamos. Nunca espere que él lo supiera, era algo muy privado para mí.

—Ah mira —sostuvo uno— este fue el día que nos pusimos a ver las estrellas en la terraza, te dibujaste a ti también.

—Si... Bueno, creo que ya fue suficiente ¿No? Los guardare.

Tomé los dibujos y le pedí el que tenía en la mano.

—¿Puedo quedarme con este?

—Solo si prometes que no volveremos a hablar de esto y que te iras sin hacer preguntas.

—se levando con una sonrisa— Prometo irme ahora sin hacer preguntas pero... —beso mi mejilla rápido y camino rápido hacia la puerta— obviamente volveremos a hablar de esto. Buenas noches sirena.

Claro que volveríamos a hablar de esto, no sé cómo pensé que lo olvidaría tan fácil, después de todo es muy molesto e intenso. Siempre tiene que gustarme lo complicado.

...

Solo podías escuchar el gran reloj del salón moverse segundo por segundo. La mujer mayor, con un atuendo insípido movía sus labios lentamente mientras leía aquel libro.

¿Cómo termine estudiando Derecho?

No recuerdo un pequeño segundo de mi vida donde dijese «Ey si me encantaría ser abogada y ganar juicios», así que me resulta complicado ver hasta donde ha llegado mi vida en este modo "automático".

Parecía que la vida estos últimos años había empezado a correr como cuando adelantamos una película hasta la parte interesante. Llegue a un punto en donde veo hacia atrás y no entiendo mis propias razones para hacer las cosas que hice ni tomar las decisiones que tome.

—¡Elizabeth!

—Ah ¿Qué? —dije confundida. Mia me observaba sonriendo.

—Parecías ida de este mundo Eli. —rió— Vamos ya terminaron las clases.

Comenzamos a caminar hasta la salida, iba en silencio aun pensando en todo lo que involucraba mi desastrosa vida.

—Mia ¿Te puedo hacer una pregunta? —asintió— ¿Porque estudias Derecho?

—Oh, gran pregunta. —sonrió de nuevo— Viste que te conté que mi padre es banquero ¿Si? —asentí— Cuando tenía como quince años la policía llego a casa y lo arrestaron, por fraude y un montón de acusaciones horribles; mi papa calmado nos dijo que estuviésemos tranquilas, que llamáramos al abogado y que todo estaría bien.

>> Bueno, los siguientes días fueron duros para la familia pero finalmente el abogado consiguió algo que no encajaba, hizo averiguaciones y lo consiguió, uno de los socios había cometido todos los actos y se encargó de usar a mi papa como chivo expiatorio.

—Debieron ser días horrible para tu familia.

—Completamente. Pero al final se descubrió la verdad, el hombre malo perdió y mi papa estuvo libre. Nunca perdió la calma porque sabía que no había hecho nada, así que dejo todo en manos de aquel abogado. Desde ese momento supe que quería ayudar a las personas, que no se cometieran injusticias. Y bueno, en general por eso estudio esto, que puedo decir, me gusta mi carrera.

Asiento distraídamente. Ya estábamos en mi auto así que lo encendí dispuesta a salir del estacionamiento. Estuve el camino en silencio, claro que no puedo decir lo mismo de Mia, ella simplemente parecía no parar de hablar y reír de lo que ella misma decía.

—Entonces me dijo que si y ahora todo está listo y preparado para mañana.

—¿Que sucede mañana? —pregunte distraída.

—Acaso no me has escuchado hablar estos veinte minutos mujer —me miro entrecerrando sus ojos—. Me siento un poco ofendida.

—¿Lo siento? —dije más en tono de pregunta.

—Te perdonare cuando te vea mañana en mi súper fiesta extrema de cumpleaños —dijo con una súper sonrisa en su rostro.

Ah claro, mañana era el cumpleaños de Mia. No sé cómo lo olvide si ella simplemente lleva más de un mes hablándome todos los días sobre eso mientras yo recalcaba el hecho de que no iría.

Ya lo había mencionado, no me gustan las fiestas y la de Mia se ve que sería un gran desastre incontrolable, solo que creo que eso es justo lo que ella quiere y la pone más feliz. En fin, no hay manera en la que ella me convenza de ir a esa fiesta y es mi decisión final.

Mi Razón para VivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora