El auto se detuvo frente a mi edificio, eran como las 11 de la noche. Admito que el pase increíble, casi había sido irreal.
—Llegamos —dijo volteando su vista hacia mí.
—Eso parece.
Nos quedamos en silencio un par de minutos, sin saber que debía suceder a continuación. Él bajo del auto y me abrió la puerta, dándome la mano para ayudarme a salir.
Caminamos hacia la entrada, saqué mis llaves y las comencé a deslizar por mis dedos mientras nos veíamos sonrientes. Con seguridad podía decir que sentía el corazón en la garganta.
—La pase muy bien niño molesto —dije para darle humor a la situación, pero su mirada se mantuvo intensa sobre mí.
—Me alegra haber sido el causante de ello, y al mismo tiempo el causante de tantas sonrisas.
—¿Quieres subir un rato? —pregunte sin pensar, él asintió sonriendo.
Entramos al pequeño departamento, dejamos nuestras chaquetas en el perchero junto a la puerta.
—¿Quieres algo de tomar? —negó— Bueno, iré a cambiarme, ya sabes dónde está todo.
Entre a la habitación y suspire, me cambie por algo más cómodo, un pantalón holgado y un suéter ya que había mucho frio. Me detuve unos segundos frente al espejo preguntándome ¿Que me estaba pasando? Pero fui interrumpida por un ruido afuera, salí rápidamente.
—¿Que fue eso? —pregunte entrando.
Al ver el living mis ojos se abrieron hasta mas no poder, mis mejillas las sentía arder y un instinto me decía que saliera corriendo y me mudara a México.
—Sirena —parecía sorprendido— esto...
Mierda, mierda y más mierda.
—Vete.
—¿Que? —pregunto frunciendo el ceño.
—Por favor vete de acá ¡Fuera!
Tenía unas grandes ganas de lanzarme a llorar, pero no lo haría frente a él, debía ser fuerte.
—No puedes pedirme que me vaya después de ver esto.
—¡Lárgate! ¡Fuera! ¡Aléjate de mí! No te quiero, no siento nada por ti más que lastima de que seas un patético hombre que tiene que acosar a una chica para sentirse bien consigo mismo, que tiene que mentir y engañar para que su padre este feliz, un miserable que se cree buen escritor y piensa saberlo todo, eres patético —grite cerrando los ojos evitando derramar alguna lágrima.
—¿Así que eso es lo que piensas de mí? —guardo silencio unos segundos— Muy bien me iré, finalmente lo lograste —abrí los ojos— me acabas de sacar de tu vida.

Camino hasta la salida, tomo su chaqueta y se fue golpeando la puerta.
Me deslice hasta caer en el sillón, varias lágrimas rebeldes empezaron a derramarse por mis ojos. Esta era mi vida, nunca podía disfrutar por mucho tiempo de la felicidad porque tarde o temprano algo venia y me arrebataba todo lo que quería. Por eso me había resignado, pero de la nada llego él como un tornado, revolviendo todo en mi interior, despertando sentimientos que hace mucho había ocultado.
Cuando era niña recuerdo que siempre me preguntaba ¿Es necesario llorar todos los días? Siempre había algo que me hacía daño, que me hería, que me hacía mostrarme débil ante el mundo; lo odiaba, aborrecía dar lastima o verme indefensa, pero era algo incontrolable.
Si pudiese ver a la niña de 13 años que era, me gustaría decirle que todo estaría bien, aunque estuviese mintiendo; me gustaría contarle sobre aquel futuro que me hubiese gustado vivir, llenar ese pequeño cuerpo de la esperanza que hace mucho tiempo perdí.

Varios golpes en la puerta interrumpieron mis pensamientos. Me levante mientras limpiaba mi rostro y camine hasta la puerta.
Abrí.
—Eli ¿Que sucedió? —pregunto Mia entrando— Oh cariño ¿Porque estas llorando?
Me abrazo y por más que intente no llorar, evitarlo se me hizo imposible.
—Lo perdí, ahora sí que todo se fue a la mierda Mia.
—Tranquila, no puede ser tan malo.
—Me gusta —confesé separándome de ella—, tuviste razón siempre, él me gusta mucho, pero eso ya no importa porque me comporte como una idiota, lo trate horrible y ahora me odia.
—Ey, él no te odia Eli. Si te comportaste como una idiota solo debes disculparte, él te quiere y te sabrá perdonar. Confía en mí.
La mire y me regalo una sonrisa sincera, solo pude asentir antes de que me volviera a abrazar.
...
—¿Estas mejor? —dijo comiendo otra cucharada de helado de chocolate.
—Sí, gracias por quedarte.
—No es nada boba, para algo estamos las mejores amigas —sonrió.
Mejor amiga, una palabra que había traído tanto dolor y problemas a mi vida, hace mucho deje de creer en eso; solo que Mia es una chica tan peculiar.
—Oye, no me dijiste ¿Cómo supiste lo que estaba pasando?
—También tuve una cita con un hombre caliente, tenía motocicleta —dijo mientras subía y bajaba las cejas. Rodé los ojos—, fuimos al parque, estábamos pasando cerca cuando vi a Connor salir muy cabreado, me despedí de John y vine corriendo.
—Lamento haber arruinado tu cita.
—Oh no importa, era caliente pero tonto, probablemente me iba a pedir sexo oral detrás de un arbusto —dijo indiferente.
Lo gracioso de Mia es que, si la ves te da mucha ternura, es baja, delgada, blanca como la leche, ojos azules y cabello negro, es de esas chicas que pareciera que siempre están sonrojadas; aun así, tiene una mente muy pervertida y cualquiera se sorprendería de las cosas que hace o dice, aun así, también llega a ser muy infantil, es una mezcla explosiva. Nunca pensé tener una amiga así.
>>Oye Eli —dijo mirándome— ¿Qué fue lo que paso? ¿Porque trataste mal a Connor?
Suspire.
—El vio algo que no tenía, reviso mis cosas y encontró algo muy personal y vergonzoso, me moleste creo que en parte porque me hizo sentir muy vulnerable, no lo sé.
—Oh claro, entiendo —dijo mientras asentía— ¿Que harás para arreglarlo?
—Nada. —frunció el ceño— Siempre supe que esto terminaría así, siempre pasa, tarde o temprano todos se alejan.
—¿Ellos se alejan? O tú los alejas.
La mire y parecía hablar seriamente, lo cual no era muy común en ella.
Puede ser que a veces me anticipe un poco a las cosas, como por ejemplo con él, desde el principio dije que se decepcionaría de mí, que se cansaría y terminaría yéndose como el resto; lo que no sabía en ese momento es que Connor no era igual a todos los chicos que pasaron por mi vida, pero aun así se fue, es posible que Mia tenga razón y el problema sea yo, quizás no estoy hecha para estar con alguien, tal vez mi destino sea estar sola, sin sufrir, sin dolor, sin amor.
—No lose Mia. —dije clavando mi mirada el suelo— Pero esto ya paso y así se quedará.
Negó con su cabeza y guardo silencio, como diez minutos después me volvió a mirar entrecerrando los ojos.
—¿Que te hicieron? —pregunto.
—¿A qué te refieres?
—Quiero saber ¿Quién te rompió el corazón?
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Mi Razón para Vivir
Teen FictionSiempre fui una chica muy correcta, enfocada en el futuro, pero nunca pensando ni disfrutando el presente. ¿Amor? No, eso era solo una distracción; ¿Amigos? No gracias, no entendia cual era el desespero que tenian todos en tener personas quienes sol...