Capitulo 32: Golpe de Realidad

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El sonido nuevamente se hace perceptible, solo que ahora es más lento. Después de un largo tiempo en oscuridad, nuevamente empiezo a tener conciencia de mis sentidos. Mi cuerpo poco a poco comienza a sentirse normal, aunque una presión en mis ojos parece dificultarme abrirlos. Mis músculos duelen y respirar se me hace un poco pesado, pero realmente siento un alivio, porque todas estas sensaciones solo significan una cosa, y es que aún vivo. Lo logre.

Pasan unos minutos que en realidad pudieron ser segundo u horas, en realidad no era muy consiente ahora del tiempo. Hasta que mis ojos se empezaron a sentir más livianos y uní mis fuerzas para abrirlos. Después de varios intentos logre hacerlo, solo un poco, lo suficiente para percibir una brillante luz blanca. Pestañee continuamente para mejorar mi vista a medida que lograba abrirlos más. Con un poco de molestia logré hacerlo por completo. Fruncí el ceño, todo ese brillo realmente hacía difícil ver bien. Unos segundos después me pude acostumbrar y llegué a ver bien lo que había a mi alrededor.

Estaba en una habitación, paredes, techo y cerámica blanca, varias lámparas encendidas, seguramente por eso molestaba tanto abrí mis ojos, mucho brillo. Observé más y pude ver un pequeño sillón a la derecha de la puerta, había una silla en una de las esquinas, una jarra con agua en la mesa al igual que un viejo y pequeño libro junto a la cama donde estaba acostada. Comencé a fijarme en mi cuerpo, tenía una máscara de oxígeno en mi rostro, estaba recostada en una cama de hospital, en mis brazos había varias mangueras y cables que me asustaron. Intente moverme, pero mi cuerpo se encontraba completamente entumecido, lo mismo paso cuando intente hablar, mi garganta ardía.

Mi cabeza comenzó a dar vueltas y muchas preguntas llegaron a mi mente ¿Dónde estaban Connor y los chicos? ¿Connor me saco del agua? ¿Estará el también en una habitación? ¿Por qué se sentía todo tan extraño? No recuerdo que cuando paso la primera vez me sintiera tan mal; en realidad esa vez estaba muy bien apenas desperté.

La puerta se abrió. Una enfermera paso con un carrito rodando, levanto la vista y abrió los ojos sorprendida de verme.

—Despertó —dijo acercándose a mí.

Comenzó a revisar las maquinas que estaban a un lado. Solo en ese momento note el electrocardiógrafo a un lado y entendí que ese era el sonido que llevaba tanto escuchando, pero era extraño porque lo escuche incluso en el agua. Sentí una punzada en la parte trasera de mi cabeza, cerré los ojos ante el dolor. De mi garganta salió un sonido de queja. La atención de la enfermera volvió a mí, me dio una sonrisa comprensiva y cambio una bolsa.

—Iré por el doctor. Todo estará bien cariño.

Salió de la habitación dejándome nuevamente sola. Me sentía perdida, confundida, todo era tan extraño. Al cabo de un tiempo el dolor seso un poco y un hombre con bata blanca apareció por la puerta seguido por otros dos más jóvenes y la enfermera. Se colocaron cerca de mí y me veían sorprendidos, la enfermera nuevamente me sonreía de esa manera tímida.

—Hola Elizabeth. Soy el doctor Miller. Qué bueno es ver que finalmente despertaste. Seguramente ahora estas confundida, es normal. Debemos hacerte algunos exámenes, no te asustes.

Después de decir eso les hizo una seña a los dos chicos y estos se acercaron a mí y comenzaron a revisar mis pupilas, mi garganta, movían mis extremidades ocasionando dolores en ellos, me sacaron sangre y realizaron una serie de pruebas.

...

Habían pasado varias horas. Ni el doctor ni las enfermeras decían mucho, solo entraban haciendo pruebas y salían. Lo único reconfortable era que después de tomar mucha agua e intentar en varias ocasiones ya podía hablar, no perfectamente, en realidad mi lengua se enredaba un poco, y me costaba pronunciar algunas cosas, pero podía expresarme siquiera.

Mi Razón para VivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora