- Ada... Ada, despierta. -Decía Idoia mientras intentaba levantar a la otra chica de su hamaca. -Es primera hora de la mañana, supongo, tenemos que ir a mirar si lo que dice Chuck es cierto.
- ¿Que?, ah cierto, ahora todos duermen, ¿no?- dijo Ada, incorporándose.
- Sí, acabo de ver a los dos chicos que Newt nos presentó junto con 6 más adentrarse por las puertas
- ¿¡Que?!- dijo Ada indignada- pues si ellos pueden nosotras también, ¡vamos!
Las dos chicas, intentando no hacer ruido, se acercaron a una de las puertas, y decidieron examinar bien el terreno y ver lo que se hallaba entre aquellos muros: había paredes recubiertas de hiedra, enredaderas, era un sitio bastante lúgubre, solo de verlo se te ponían los pelos de punta. Después de haber contemplado aquellos pasillos, las chicas se miraron y tragaron saliva, dando a entender que es lo que debían hacer.
Cuando al fin empezaron a adentrarse, una mano de detrás las agarró por el hombro. Era Newt.- Chicas, ¿qué se supone que hacéis?
- Na... nada. -dijo Idoia, recuperando el aire del susto que se había llevado.
- Solo queríamos... salir de aquí- aclaró Ada.
- Y creedme, no sois las únicas. -intentó convencerlas él- Pero si entráis ahí sin preparación seguro que no conseguís salir de aquí, ni siquiera conseguirías volver al Claro. Escuchad, la regla de no entrar al Laberinto es esencial porque...
- Espera, ¿un laberinto?- a Idoia no se le había escapado aquel detalle.
- Si aquello es un laberinto, sólo tenemos que encontrar la salida, no entiendo porque hace falta esa preparación que tu dices.
Newt suspiró, siempre tenían la misma conversación con los novatos, que se creían que conocían la manera de salir de allí, aunque ellos ya lo hubieran intentado muchas veces.
- No es lo mismo, chicas. -intentó explicarles.- Este laberinto es diferente, no se trata del laberinto, se trata de lo que hay en él.
- ¿Lo que hay en él? -repitieron ellas.
- Sí. Cada noche, al cerrarse las puertas, unos monstruos salen y van por el laberinto en busca de víctimas. Los llamamos Laceradores (o Penitentes) y nadie ha sobrevivido a una noche en el Laberinto. Por eso necesitas preparación, para poder volver al Claro a tiempo. Pero por eso no tenéis que preocuparos, por cierto, hoy empieza vuestra semana de trabajos, ¿no? Pero antes, tengo que llevaros a un sitio.
Newt guió a las chicas hasta una de las paredes del muro. A distancia parecía normal, pero a medida que se acercaban podían ver que en la pared había pequeñas inscripciones. Cuando por fin llegaron al muro, las chicas entendieron de qué trataba. En aquel muro estaban escritos los nombres de los clarianos. Algunos estaban tachados, pero Idoia y Ada no quisieron preguntar el porqué, aunque ya se lo imaginaban.
- Puede que sólo seáis unas verduchas, -comentó Newt- pero ahora sois uno de los nuestros.
Mientras las chicas observaban con atención todos los grabados y trataban de recordar algunos nombres, Newt les tendió un cuchillo para que pudieran escribir el suyo.
- Chicas, no os lo toméis a mal, pero al ser chicas debéis escribir vuestros nombres un poco más apartados del resto, para tenerlo más ordenado. Mirad- dijo, señalándoles- podéis escribirlos aquí.
Los nombres de Ada e Idoia quedaron grabados un poco apartados del resto, junto a un sólo nombre:
- ¿Teresa?
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El corredor del laberinto
Ficção AdolescenteAda e Idoia son dos chicas que al llegar al laberinto... harán cambiar todo cuanto había. Esta es una historia escrita completamente por James Dashner y los personajes también son creación suya. Hemos hecho este fanfic para demostrar cómo nos ha g...