Capítulo 29: De noche. Maratón 1/4

56 5 0
                                    

Aquella noche ninguna de las dos chicas consiguió dormir bien. Pasadas unas horas después de irse a la cama, Idoia se levantó, ya que no conseguía dormir. Decidió irse hacia el centro del Claro, donde solían encenderse las hogueras pero con estas apagadas aquel lugar era muy oscuro y frío. Idoia, recordando lo que le había enseñado Newt, consiguió encender un fuego pequeñito, pero suficiente para no estar totalmente a oscuras, y se sentó delante del fuego, alargando las manos para calentarse.

Tenía demasiado en lo que pensar. La habían nombrado líder pero le preocupaba no ser capaz de hacerlo bien o que no estuvieran de acuerdo con ella y no le hicieran caso. Además, le había contestado muy mal a Gally, y le preocupaba que su amigo se hubiera enfadado con ella. Y además por algún motivo el lacerador no había hecho nada a Ada, algo no andaba bien. Tenía muchas preocupaciones pero rápidamente se distrajo observando la manera en la que las llamas se movían, era precioso. Se quedó mucho rato así, mirando el fuego y sin pensar en nada. Simplemente quería descansar.

No sabía cuánto tiempo estuvo así, pero entonces vio a alguien más allá del fuego. Aquella persona se estaba acercando y hasta que no estuvo al lado del fuego no le vio la cara. Era Gally.

- ¿Puedo?- preguntó él, señalando el sitio al lado de ella.

Idoia no contestó, por lo que Gally simplemente se sentó, poniéndole a la chica una chaqueta sobre los hombros. Gally casi nunca la llevaba pero era claramente suya, Idoia no sabía describirlo pero olía mucho a él.

Estuvieron varios minutos sin decir nada, hasta que Idoia rompió el silencio:

- Gally, -le llamó, haciendo que el chico la mirara- lo siento.

- ¿Por qué ibas a sentirlo? -preguntó él que, sorprendentemente le sonreía.

- Porque en la asamblea te he hablado muy mal y me sabe fatal. Pero esque estaba muy nerviosa.

- Tranquila, -la tranquilizó Gally.- Lo entiendo, no estoy enfadado.

Ella le sonrió en señal de agradecimiento y se volvieron a quedar en silencio. Idoia sabía que las palabras sobraban en aquel momento pero no pudo contener su curiosidad.

- Tengo una pregunta que hacerte. ¿Es cierto que pasaste por el Cambio, no? ¿Te picó un lacerador?

- ¿Cómo lo...? No importa. -contestó él, sorprendido. -Y sí, es cierto. Hará un año y medio o así.

- ¿Por qué no me lo dijiste? -preguntó Idoia, aunque en realidad no esperaba ninguna respuesta por parte del chico. - Por cierto, ¿es verdad lo que decís? Los que lo habéis pasado aseguráis ver a Thomas y a Teresa trabajar para los que nos metieron aquí.

- Cuando pasas por el Cambio recuerdas fragmentos que te hicieron olvidar, no es una experiencia bonita.-intentó bromear Gally, pero al ver que Idoia estaba muy seria continuó.- Si te soy sincero, vi a Thomas y a Teresa, es cierto. Pero también vi a alguien más.

- ¿A quién más viste, Gally? -preguntó Idoia, completamente intrigada,

- Vi a Ada. -dijo él, ante lo que Idoia se sorprendió.- Y te vi a ti.

La sorpresa fue tan grande que Idoia se quedó sin palabras durante un par de minutos. Los ojos de la chica miraban los de Gally, buscando alguna señal de mentira, pero en el fondo ella sabía que no mentía, aunque no supiera explicar porqué tenía la sensación de que decía la verdad.

- ¿Por qué no se lo dijiste a nadie? -preguntó Idoia, cuando por fin encontró las palabras.

- Quería protegerte. -fue lo único que contestó él.

El corredor del laberintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora