Capítulo 18: En marcha.

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Las chicas estaban muy entusiasmadas por las nuevas pruebas que les iban a dar la oportunidad de tratar de ser corredoras. Ambas se habían prometido a sí mismas que, aunque sólo había una plaza, darían lo mejor de ellas, pero nunca debilitando a su contrincante. Esos días las chicas se cuidaban mucho, vigilaban comer lo suficiente y estaban muy activas a lo largo del día, y aprovechaban cualquier momento para entrenar un poco sus habilidades.

Uno de esos días Ada se adentró a una parte que no conocía del bosque, dispuesta a mejorar su habilidad de la orientación al máximo. Estuvo varios minutos vagando, dejándose guiar simplemente por el viento, las sombras y el sol. Fue al cabo de un rato que tomó como conclusión que se había perdido, pero estaba decidida a salir de allí.

Mientras tanto, en un rincón del Claro Idoia se había encontrado con Gally, con quien después se fue a dar un pequeño paseo. Hacía mucho que no hablaba con el chico y tenía ganas de pasar un rato con él.

- Oye, ¿y qué es eso que nos ha contado Fritanga? -rió él

- ¿Qué es lo que os ha contado?

- Un día Fritanga vino todo alterado diciendo que le habías intentado seducir con tus tácticas femeninas, y que te lo habías llevado al campo de los recolectores.

- Ah... Ese día... -Idoia no lo quería ni recordar- Es una muy larga historia.

Idoia, bajo la insistencia de Gally, acabó por contarle al chico, entre risas, todo lo que había pasado ese día, el "día de las manzanas" según lo llamaban ella y Ada. Fue entonces cuando Thomas se acercó a ella para preguntarle si había visto a Ada, pero Idoia no la había visto en toda la mañana.

Thomas se fue y buscó a Ada por todo el Claro. Al final, acabó por adentrarse en el bosque, donde por fin encontró a la chica.

- ¡Ada! -la llamó el chico.- ¿Se puede saber dónde te habías metido?

- Pues... Esque he entrado en el bosque y ahora no recuerdo exactamente cómo salir...

- Estas cosas sólo te pasan a ti. -dijo Thomas, mientras le revolvía cariñosamente el pelo. -Anda, vamos, yo te ayudo a salir.

Thomas le tendió una mano a Ada para que pudiera pasar por encima de una roca y los dos se dirigieron hacia la salida del bosque, de vuelta al Claro.

- ¿Qué hacías, exactamente, en el bosque?

- Pues, estaba practicando mi orientación para las pruebas para ser corredora. Creo que tendré que mejorarla un poco- rió la chica. -¿Y qué hacías tú?

- Te estaba buscando, te tenía que decir que van a hacer una asamblea para decidir en qué consistirán las pruebas. Y de paso te he sacado de un aprieto, ¿no es así? -se reía el chico

- Si, muchas gracias.

- Yo puedo ayudarte, si lo necesitas. Puedo darte consejos o lo que sea.

- Me irían muy bien, muchísimas gracias, Thomas.

Idoia seguía con Gally, iban caminando tranquilamente. No entendía por qué a la mayoría de gente no les caía bien Gally o le tenían algo así como respeto. Gally era muy buen chico y disfrutaba mucho de su compañía. Pero se tuvo que despedir de él porque vio algo que le llamó demasiado la atención.

- Gally, yo me tendría que ir ya. Tengo cosas que hacer. Pero prométeme que volveremos a hablar muy pronto, ¿eh?

Se despidieron e Idoia fue directa a detrás de unos árboles robustos, donde estaba Teresa, mirando hacia el interior del bosque.

- Hola Teresa. -dijo ella, pero la chica le hizo una señal de que callara, así que se puso a susurrar muy flojito. -¿Qué estás haciendo aquí detrás?

- Mira hacia allí. -dijo ella.

Idoia vio como Ada venía del interior del bosque acompañada por Thomas, lo que le extrañó un poco.

- Se ve que Thomas le va a ayudar a superar las pruebas, seguro que lo hace para quitarte el puesto.

- No lo creo... Es decir, prometimos que lo haríamos lo mejor que pudiéramos las dos y sin pelearnos.

- Pero eso no significa que no haya aceptado la ayuda de Thomas. -la convenció Teresa. - Créeme Idoia, que llevo aquí varios minutos escuchándolo todo.

Idoia ya no sabía si créersela o no, pero no pudo evitar enfadarse un poco. Se sentía un poco traicionada por parte de Ada.

- Anda vámonos. -dijo ella- Yo te ayudaré a prepararte.

E Idoia, sin saber demasiado bien lo que hacía, la siguió.


El corredor del laberintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora