Nee... Aizen tou-san?

Capítulo 3

Nee... Aizen tou-san?

Capítulo 3

Cuando Hikari despertó, recordó de súbito que tenía que ir a ver a Aizen, inmediatamente se puso nerviosa a tal punto de que quería encerrarse en su habitación, pero eso no resolvería nada, así que decidió levantarse para alistarse , pero al parecer kami-sama estaba en su contra, pues, apenas quiso salir de la cama su pié se enganchó en las sábanas y fue a dar de cara al suelo. Como resultado le salió un gran chichón en la frente. Genial, lo que le faltaba, ir a ver a Aizen con un enorme chichón como decoración en su frente. Intentó peinarse de manera que su cabello tapara un poco el morado que le había salido, aunque le costó, logró taparlo. Como pudo se levantó y se dirigió al baño a terminar de arreglarse.

Una vez estuvo lista, se encaminó al dichoso salón del trono, ahora más que nerviosa estaba molesta, y todo por un golpe en la frente. Igual intentó controlarse, no lograría nada gritándole al primero que se le cruzara en frente. Intentó desviar sus pensamientos negativos y malas energías en otro tema más importante... por donde quedaba el salón del trono? Decidió regresar y preguntarle a Harribel-san. Pero cuando se dio cuenta no recordaba por donde había llegado. Había estado tan sumida en sus pensamientos que se perdió ella sola. Pensó que si esperaba alguien aparecería.

Ya habían pasado unos treinta minutos y nadie aparecía. Hikari comenzó a impacientarse. Si nadie aparecía comenzaría a asustarse, y no por estar sola, en un pasillo que a donde quiera que mirara todo era condenadamente igual, sino por que llegaría tarde a su pequeña reunión con Aizen-sama y no quería que éste se molestara con ella, ya de por sí tenia miedo de que se la comiera viva, cortesía de Gin. Si en cinco minutos más no llegaba nadie comenzaría a caminar hasta encontrarse con alguien.

Y así pasaron los cinco minutos. Hikari comenzó a caminar hacia cualquier dirección. Ese lugar parecía un laberinto gigante. Si lograba llegar a su dichosa reunión le diría a Aizen que sería buena idea colocar señalizaciones y mapas cada cinco metros, así le sería mucho más fácil movilizarse, pero claro, eso si lograba salir viva de esa charla.

Al cabo de unos minutos, para su buena suerte, logró divisar a alguien. Salió corriendo para alcanzarlo. Cuando ya estaba más cerca pudo detallarlo mejor. Era un hombre, de cabello negro y tenía una especie de medio casco en su cabeza. Una vez llegó a estar frente a él se dio cuenta de que tenía los ojos de un verde esmeralda. De inmediato recordó el día anterior lo que le habían dicho las fracciones de Harribel. Si no mal recordaba era Ulquiorra. Decidió acercarse y preguntarle para estar segura.

- disculpe, es usted Ulquiorra-san?- dijo llamando la atención del pelinegro, quien apenas volteó se sorprendió, pero sin demostrarlo, de ver a la niña que era el clon femenino de Aizen-sama. Solo asintió a la pregunta de la menor.

- si no es mucha molestia, podrías llevarme a salón del trono? Llevo perdida un buen rato -.

- a que vas al salón del trono, niña?- preguntó fríamente Ulquiorra.

- me dijeron que Aizen-sama quería hablar conmigo. Por cierto me llamo Hikari, no "niña"- dijo a punto de hacer puchero otra vez.

- bien, sígueme- dijo y de inmediato empezó a caminar, siendo seguido por la infante. Luego de unos pocos minutos llegaron a una puerta gigante de color blanco. Ulquiorra abrió y le anunció su llegada a Aizen. Ok... ahora si estaba asustada y sintió que las piernas le iban a fallar cuando el pelinegro le dijo que entrara, que Aizen-sama la estaba esperando. *esperando desde hace una hora mas o menos* pensó Hikari y rió para sus adentros.

Entró con paso decidido, aunque por dentro estaba que le daba un infarto. Ese salón era muy grande y espacioso, era de color blanco y al fondo, al final de unas escalinatas, estaba el dichoso trono en la parte más alta; estaba segura de que soñaría con la condenada silla. El lugar estaba vacío, ya que Ulquiorra se había retirado al no tener nada más que hacer allí. Sólo estaban ella y el emperador de Las Noches.