Capítulo 6

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Nee... Aizen tou-san?

Capítulo 6

Se encontraban los dos en la cocina. El mayor la abrazaba y la menor no tenía idea de porqué. Lo más lógico era que le llamara la atención por lo que había hecho. Aunque pensándolo bien, no se quejaba. Si bien era cierto que el miedo se apoderó de ella cuando vio lo que le había hecho al castaño, hasta sintió que iba a empezar a llorar. Pero por el amor de kami-sama, era una niña! se supone que los niños hacen travesuras no? y también se supone que cuando hacen de las suyas los mayores se encargan de regañarlos para que no lo vuelvan a hacer. Sinceramente no entendía nada. Lo que estaba ocurriendo iba contra toda lógica, al menos para ella.

Tan metida estaba en su pequeño monólogo, que no se dio cuenta de que el mayor la había soltado y solo la miraba. Aun estaba agachado.

- Hikari... - dijo Aizen simplemente. Por su parte la nombrada solo pudo pensar " ahora si, aquí viene el regaño. Al menos espero no llorar. Odio llorar! no me gusta, me hace sentir débil". Mientras tanto, el mayor pensaba en lo que iba a decir, no supo muy bien porqué había reaccionado así: Pero dejando eso de lado, sabía que tenía que llamarle la atención, pero no en la cocina, algún Espada o arrancar podría molestar, sería mejor hablar con ella en otro lado - Ven conmigo a la sala de reuniones, ahí podremos hablar sin que nadie interrumpa - dijo de forma neutral mientras empezaba a caminar.

- h...hai - tartamudeó Hikari empezando a caminar detrás de su padre. Pero antes de que el castaño saliera de la cocina, la menor alcanzó a tomarle la mano para detenerlo. Aizen volteó a verla - pri...primero deberías limpiarte - tartamudeó nerviosa y le tendió una pequeña toalla que había cerca. Luego de que el Emperador de Las Noches se limpiara la cara, ambos salieron de la cocina camino a la sala de reuniones. Al llegar, Aizen se sentó en un extremo de la mesa y Hikari estaba a su derecha, con la mirada baja.

- Hikari - dijo serio - ¿Porqué hiciste eso? espero que tengas una buena explicación - sonó calmado. Hikari solo podía sentir la mirada penetrante de su padre sobre ella, agachó su cabeza un poco más e intentó calmarse. Por Kami, nunca había estado tan avergonzada en su corta vida.

- ¡Iba para Gin-sama! - exclamó. Sin duda eso no era lo que se podría describir como una respuesta calmada - Yo... no sé que pasó, todo estaba perfectamente calculado - dijo con confusión. Aizen se sorprendió. Esa niña de verdad era su hija, se parecía bastante a él. Pero muy dentro de su ser empezó a preocuparle que eso fuera cierto. Soltó un suspiro.

- Nadie puede predecir siempre todos los resultados de las acciones que tomamos. Existe un sin fin de variables que están fuera de nuestro alcance - respondió como todo un sabio, al menos así era ante los ojos de la menor, quien lo miraba con asombro. A quien engañaba, le encantaba cuando alguien lo observaba de esa manera ante sus frases.

- Yo... de verdad lo siento mucho Aizen tou-san - dijo la menor haciendo una pequeña reverencia.

- Tranquila, esto no fue algo grave. Pero sin embargo no puedo dejarlo pasar por alto - Hikari palideció - Te quedarás en tu habitación por un mes sin poder hablar con nadie más salvo con los superiores, Gin, Tousen y yo. Dejaré a dos Espadas para que vigilen que no hagas más bromas y serán quienes te llevarán tu comida - dijo con semblante serio. Hikari resignada asintió en silencio, aunque tenía curiosidad por saber quienes serían los Espadas que la vigilarían.

- etto... sobre lo de los Espadas... puede ser Harribel-san? - preguntó tímidamente la menor levantando ligeramente la cabeza.

- No. Ahora ve a tu habitación - dijo Aizen de forma autoritaria.

- hai - la infante se retiró de la sala de reuniones con un aura depresiva rodeándola, que no pasó desapercibida para el castaño. Sabía que tal vez estaba siendo un poco duro con ella, pero tampoco quería malcriarla.

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