El almuerzo concluyó sin ningún contratiempo, Candy se puso de pie para dirigirse a su habitación, seguida de Patty que no podía esperar más para comenzar a interrogar a la rubia. Al fin llegaron a la habitación, entraron apresuradamente y Candy cerró la puerta de inmediato y se aseguró de haber puesto el pestillo.
-Ahora sí no te vas a escapar, Candy. Quiero saberlo todo. ¡Absolutamente todo!
-Cálmate, Patty. ¿A caso quieres que se entere todo el mundo?
Y bajando la voz, la gordita siguió insistiendo, pues la curiosidad estaba matándola y con ojos muy abiertos y expectantes esperaba porque Candy comenzara a hablar de una buena vez. Candy decidió no torturarla más y empezó a contar su relato desde el día que había conocido a Terry en la colina donde se había refugiado tras el incidente con Eliza.
Patty escuchaba a la pecosa sin interrumpir y su cara de asombro valía un millón de dólares escuchando las impertinencias del Rebelde y la forma violenta que Terry la había corrido de su habitación, omitiendo, claro, qué fue lo que causó la reacción del castaño.-¿Estuviste en su habitación?
Preguntó Patty con gran asombro.
-¡Patty! ¡Puedes bajar la voz!
-Lo siento... es que... ¿cómo fue que pasó eso?
La pecosa le explicó la confusión por su "descuido", no dejando muy tranquila a la castaña porque de todas formas, se dirigía a las habitaciones de los chicos y de haber sido atrapada en el acto, no habría sobrevivido aunque se tratara de sus primos.
-¡Oh por Dios! Ya me entretuviste demasiado, Patricia. ¡Mira la hora que es!
Echándose un vistazo en el espejo, se acomodó sus coletas, se refrescó la cara y las manos y se alizó unas arrugas invisibles en su uniforme. Patty observaba con gracia la escena. Candy, que nunca se me preocupaba por su apariencia, parecía que se estaba preparando para su primera comunión. Después de quedar conforme con lo que veía en el espejo, se despidió de la gordita, dispuesta a llegar a su "cita".
-Ten cuidado, Candy.
-No te preocupes, Patty, sé cuidarme muy bien, adiós.
La rubia caminaba apresuradamente por los silenciosos pasillos, nerviosa y ansiosa, podían escucharse los latidos de su desbocado corazón. Tan sumida iba en sus pensamientos que tropezó con alguien y comenzó a disculparse torpemente sin haberse percatado aún de quién había sido la pobre víctima esta vez.
-Annie...
Dijo Candy, pero más para ella misma, a penas sí susurró el nombre. Annie bajó la vista y continuó su camino como si no hubiera pasado nada. Y Candy, que ya estaba decidida a no sufrir más por quien no lo merece, hizo lo mismo y siguió alejándose sin mirar atrás.
Ya había llegado al inmenso patio del colegio, sigilosamente se ocultó, de modo que no fuera vista por ninguno de los alumnos que se aglumeraban ahí a pasar el recreo, especialmente, cierto castaño de ojos ambarinos y apariencia patetíca, el insufrible Neil Leagan, la marioneta de Eliza, que se prestaba para tramar todas las calamidades que la había hecho pasar.Casi sin aliento, Candy llegó a la colina, miró a todas partes, pero no había rastro de Terry. Esperó unos minutos y nada, comenzó a desesperarse.
-Terrence Grandchester, si esto ha sido sólo una broma tuya, te juro que me las vas a pagar.
Algo empezó a revolotear entre las ramas del árbol.
-¿Ansiosa por verme, señorita Pecas?
Dijo Terry, arrogantemente y plantándose de repente frente a la rubia.
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Candy Candy: El rebelde y la dama de establo
Fanfiction*Como todos saben el anime candy candy no tuvo el final que esperábamos, pero esta una historia en la que los amores principales si tienen un final feliz. ¿Qué pasaría si Candy y Terry se conocen en el colegio y no en el barco? Y si Candy no es la...