Capítulo 26 Despidiendo Londres

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Después de tres días amándose intensamente, en esa cabaña que había sido testigo del inmenso amor de nuestros rebeldes, Candy y Terry se preparaban para volver a casa.

-¿No se te queda nada, pecas?

-No. Ya estoy lista, mi amor.

-Pues yo pienso que te falta algo.

-¿Qué?

-Esto.

Terry le dio un candente beso a Candy que no la dejó reaccionar por varios segundos.

-Te amo, mi loco de remate.

-Y yo a ti, mona pecas.

Y antes de que Candy se desquitara por el nombre, Terry salió casi corriendo hacia el auto para guardar todas las cosas. Luego salió Candy, Terry se aseguró de dejar la puerta de la cabaña bien cerrada y entonces ayudó a la rubia a subir al auto y se pusieron en marcha hacia la villa Grandchester para empacar todo lo necesario. En cuatro días partirían a América.

En la villa Andrew, otra pareja también tenía que Abandonar Londres, sólo que lo harían de manera separada y en fechas distintas.

-Voy a extrañarte tanto, Stear.

-Yo también te extrañaré como no te imaginas. Pero no estés triste, linda. Pronto tú también estarás en América. Y voy a visitarte todas las veces que me sean posible.

-Tengo tanto miedo, Stear, miedo de que me olvides... Que conoscas otra chica y...

-Patty, no hay otra chica para mí, yo te seguiré hasta el fin del mundo. Además, ¿dónde voy a encontrar otra chica como tú?

Era tu mirada tierna la que me entregaba
la tibieza dulce de la madrugada
no estaba seguro si era un sueño o no.
Era como si lloviera en un desierto árido
desafiando el miedo que existe en el corazón.

Le decía Stear a Patty con una sinceridad y un profundo amor en esos ojos castaños que hicieron que la gordita se sintiera segura y lo esperaría hasta que el tiempo dejara de pasar.

-Entonces, te esperaré, el tiempo que sea necesario.

-Patty... Te amo. Quiero que lo sepas y que no lo olvides.

-Yo también te amo, con todas mis fuerzas.

Tus labios temblaban junto, junto con los mios

nuestros corazones no sentian frio
no estaba seguro si era un sueño o no .
Era como un sueño de una noche de verano
era como un cuento que antes nadie lo leyó .

Se fundieron en un romántico beso, uno que no habían compartido jamás y que ahora, se daba desde lo más profundo de sus corazones, sin reservas ni cohibiciones. Estaban amando y siendo amados.

 Estaban amando y siendo amados

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Candy Candy: El rebelde y la dama de establoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora