Capítulo 32 Reconquista

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Una semana y media había pasado desde que Archie hubiera invitado a Annie a cenar. Todo salió bastante bien, la familia aceptó a Annie sin problemas, ella y Archie iniciaron un bonita amistad y Archie iba a buscarla al hospital o a la casa bajo cualquier pretesto. Esa tarde se hallaban conversando en el jardín de la casa de los Britter, ya que era el día libre de Annie.

-Annie, quiero decirte que me la he pasado muy bien en tu compañía, conociéndote... De verdad es una lástima no haberlo hecho antes. Me perdí de una muy buena amistad por...

-Ya... lo que pasó antes es pasado y yo ya lo olvidé. Empecé esta nueva vida y estoy complacida. Ya no sufro por lo que no tengo y no aspiro a grandezas, ahora simplemente vivo, doy y recivo todo la que la vida quiera ofrecerme. Tú me negaste tu amistad, es cierto, pero que yo recuerde tampoco hice nada por merecerla.

-Tal vez tengas razón, pero mi orgullo y mi necedad por seguir un sueño imposible me impidieron ver muchas cosas. Disculpa si no supe ver a tiempo lo maravillosa que eres...

Archie le decía estas palabras Annie y ella pudo ver sinceridad en sus ojos, de repente la esperanza resurgía de las cenizas, pero ella disimulaba su emoción. Esta vez se tomaría las cosas con calma, no actuaría impulsivamente. Además, a pesar de que Archie la miraba de una forma muy distinta ahora y había tenido muchos detalles con ella que nunca soñó o que más bien dejó de soñar con ellos al pasar el tiempo, no quería ilusionarse y salir lastimada. Tal vez él sólo estaba siendo amable, pues antes ni si quiera había volteado a verla y por eso su corazón se resguardaba, no podía confiar ciegamente en el repentino interés por parte de él.

-No sé que decirte, Archie. En el corazón no se decide a quién amar, no podemos controlar lo que sentimos, a veces el corazón se empeña en algo que es inalcanzable y eso nos trae mucho dolor, pero se supera. Ya encontrarás a alguien que ocupe ese lugar, hay cosas que no debemos forzarlas.

-Te escucho y no me lo creo. Como has cambiado, has madurado tanto. Si antes eras hermosa, ahora lo eres mucho más...

-Tuve que aprender, Archie. Mis caprichos y mi vanidad me llevaron a perder mucho, hasta yo misma me había perdido y no sabía como regresar.

Archie sintió la necesidad de tomarle las manos y mirarla a los ojos. Era algo que él no entendía, pero no podía desprenderse de ella, había ido a verla casi todos los días desde que salió del hospital. Muchas veces se quedaba mirándola fijamente, como fascinado, como si no la hubiera visto antes y siempre había estado ahí.

-Pero ya no eres una niña caprichosa, eres toda una señorita admirable, con sueños y metas, sabes lo que quieres y el simple hecho de haberte decido estudiar enfermería por encima de tus padres... eres muy valiente, Annie. Me quito el sombrero ante tí.

Annie recivió el cumplido con la sonrisa más hermosa que haya mostrado jamás y Archie se removió completo.

Sin soltar sus manos, de reprente sus bocas estaban muy cerca una de la otra, él hizo un acercamiento, algo lo atraía como un imán, ella estuvo a punto de dejarse llevar también, pero en el último segundo se echó para atrás

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Sin soltar sus manos, de reprente sus bocas estaban muy cerca una de la otra, él hizo un acercamiento, algo lo atraía como un imán, ella estuvo a punto de dejarse llevar también, pero en el último segundo se echó para atrás.

Candy Candy: El rebelde y la dama de establoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora