Capitulo 15 No contaban con mi astucia

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Candy y Terry entraron al comedor sonrientes y de la mano, acto que enterneció mucho a sus padres, en especial a Eleanor, que aunque no la conocía, tenía que admitir que Terry era realmente feliz con ella y que esa chiquilla podía lograr que él hiciera lo que ellos no podían, doblegar la voluntad de Terry. Si ahora estaban disfrutando de esa amena comida fue gracias a las palabras que Candy le dijo.

Estaban los cuatro en armonía, degustando un cerdo asado con patatas, ensalada verde y como postre un pastel de manzana, el favorito de Eleanor y muy común en América.

-Candy, ¿cómo fue que conociste a Terry?

Preguntó Eleanor rompiendo el silencio.

-Pues lo conocí en una colina en los terrenos del colegio, él estaba fumando y le dije que apagara su cigarrillo o se largara.

Tanto Eleanor como el Duque rompieron en carcajadas, mientras Terry planeaba como vengarse.

-¿Y Terry apagó el cigarrillo?

Quiso saber el Duque.

-No, tuve que quitárselo y apagarlo yo misma. En ese entonces su hijo me parecía insoportable.

Dijo Candy con sinceridad y el Duque no pudo reprimir su carcajada, pero Eleanor tenía una expresión intrigada.

-Pero luego yo le dije que se veía hermosa con sus pecas y me perdonó.

Añadió Terry burlón.

-¡No es cierto! Tú te burlaste de mis pecas todo el tiempo.

Dijo Candy exaltada y mirando a Terry con reproche.

-No me burlé.

-¡Sí lo hiciste!

Discutían Candy y Terry mientras los padres de él los miraban fascinados.

-Seguro me interpretaste mal.

-¡Claro que no! Tenías miedo de que fueran contagiosas, ¿lo recuerdas?

Y ante ese recuerdo Terry rompió en carcajadas señalándola con el dedo índice.

-¡No te rias!

-Chicos, chicos, ya basta. Terrence, no molestes a Candice.

Les ordenó el Duque haciendo un esfuerzo sobrehumano por contener la risa mientras Candy estaba roja del coraje y con ganas de matar a Terry.

-Ya, terminen su postre, después de la siesta tenemos que ir a la villa Andrew.

Dijo el Richard y tanto Candy como Terry abrieron los ojos como platos, sorprendidos y asustados.

-Señores, sus habitaciones están listas. Señorita Andrew, acompáñeme a su habitación, por favor.

Dijo amablemente Zussette y todos se dirigieron a tomar la siesta, luego de haber reposado un poco la comida.

En la villa Andrew se encontraban la tía-abuela Elroy tomando el té junto a Eliza, Stear y Archie, mientras que Neil estaba en su habitación recuperándose de su paliza.

-Abuela, ¿Por qué usted no mandó a llamar a Candy?

Preguntó Archie con tono de reproche. La señora Elroy, una mujer de edad, con gesto severo y modales exquisitos de la corte inglesa, frunció el ceño, no le gustaba ser cuestionada en sus decisiones.

-No quiero a esa maleducada aquí, ¿a caso no viste cómo tiene el rostro la pobre Eliza?

-Sí, abuela, pero eso fue porque...

-Archibald, no me cuestiones. No quiero que esté aquí y no me contradigas.

-Pero el abuelo William...

Candy Candy: El rebelde y la dama de establoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora