27.- Madurando

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Despierto por unos extraños gritos en la casa. Jake y yo ya no estamos durmiendo juntos así que no hay nadie a mi lado a quien preguntarle si esos gritos son reales o ya me estoy volviendo loca y la esquizofrenia es mi diagnóstico final.

¿Por qué ya no estoy durmiendo con Jake? Ni idea. No lo hemos hecho desde que hablamos del pasado. Las cosas están bien entre nosotros. Somos los mismos amigos que hemos sido toda nuestra vida. Bromeamos, jugamos y conversamos tranquilamente.

Si, algo raro está pasando entre nosotros. Tan raro que estamos volviendo a la normalidad. Antes de que el año final comenzara, así éramos Jake y yo. Nos damos pequeños besos de vez en cuando, pero tampoco somos los más cariñosos del mundo. Es como si hubiéramos retrocedido en el tiempo, pero al mismo tiempo siento que siempre debimos ser así.

Escucho gente reírse y más gritos. Miro la hora en mi celular y son las nueve de la mañana. Estamos de vacaciones y la gente se está levantando a las nueve de la mañana.

¡¿En qué mundo vivimos?! ¡Quiero dormir!

Vuelvo a acostarme y me acurruco en las sábanas de tal modo que éstas me tapan los oídos y así el sueño me va consumiendo poco a poco. 

-¡Emilie!- escucho que grita Lexie al entrar a mi habitación.

Si hubiera sido cualquiera de los chicos ya los habría golpeado y echado de mi habitación, pero como es Lex, la chica más tierna y dulce de este universo, lo único que hago es mirarla con un poco de odio, pero solo un poco.

-Lamento despertarte- dice ella y se sienta en mi cama- Una sorpresa llegó.

-¿Más sorpresas?- pregunto- ¿No creen que es suficiente con el embarazo de Mia?

-Esta es una sorpresa un poco más divertida.

Hay un brillo de diversión en sus ojos celestes. La miro con desconfianza, pero me ha sembrado la semilla de la curiosidad y ya quiero ver de que trata esa sorpresa de la que está hablando.

Salgo de la cama y me abrigo bastante porque el cambio de temperatura que hay de mi cama al exterior es muy grande. Creo que hoy es el día más frío de lo que va del año. 

Comienzo a seguir a Lexie por los pasillos hasta llegar al patio trasero. Noto la sorpresa de inmediato apenas llego allí. Es tan grande que es imposible no notarlo. Hay una cama elástica en medio del patio trasero y tanto Matty como Asher están saltando allí como si fueran niños de tres años.

La madurez aquí es increíble y eso que yo soy la menor de todos. Tengo diecisiete mientras que los chicos superan los veinte años. Aun así, lo único que quiero hacer ahora es meterme con ellos y saltar.

Somos una familia muy madura, lo sé.

Siento una mano en mi cintura y me doy la vuelta para encontrarme a Jake detrás de mí. Me guiña un ojo y luego me suelta para acercarse a su hermana mayor. Lexie y Jake ríen mientras ven a los chicos saltar como si fuera el fin del mundo y estar en una cama elástica sea su último deseo antes de morir.

-¡Esto es genial!- grita Matty- ¡Tienes que probar esto, amor!

-Cuando los niños grandes salgan, lo haré- responde Lexie.

Una soñolienta Mia aparece detrás de nosotros y despierta de inmediato al ver la cama elástica. El mismo brillo que había visto en los ojos de Lexie ahora están en los ojos de Mia.

-¡Yo quiero subir!- grita Mia y comienza a correr hacia la cama elástica.

No sé como lo hace. No pensé que alguien fuera tan rápido, pero Ash sale de la cama elástica y la detiene con un abrazo. A Mia parece no importarle que su chico la esté abrazando porque sus ojos se mantienen en la cama elástica.

El año final (SDLV #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora