De regreso a casa...

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El vuelo había sido muy rápido; sin embargo, muy agotador, o al menos así lo había sentido...

Estaba parado frente a la banda número 13, junto a mi padre y hermano, esperando nuestras maletas; ninguno se había atrevido a decirme palabra alguna durante el vuelo, a excepción del chico desconocido, del cual solo puedo recordar su nombre y es eso, porque intercambiamos números; técnicamente, fue él quien lo hizo, y sinceramente, no tengo intenciones de llamarle o enviarle un mensaje algún día, creo que ya he tenido muchos problemas con los amigos, como para entrar en uno nuevo.

Miré a mis costados, y noté que mi padre y hermano, ya no se encontraban ahí; en ese mismo momento, sentí una mano tocarme el hombro, algo que me tomó muy desapercibido, ocasionando que tomará aquella mano y la doblará, mientras me daba la vuelta para averiguar a quien le pertenecía la mano...era mi madre, ¡dios! Le había doblado la mano a mi madre, lo primero que ví, fue su rostro lleno de lágrimas, y bueno quien no lo estaría después de que te fracturaran la mano, de una manera muy brusca.

-Lo siento mamá, en serio lo lamento -dije muy rápido, tratando de evitar que su llanto fuera más evidente para la gente que nos rodeaba, definitivamente no era mi intención ir a parar a una oficina de policías, el día que regreso de Madrid, y ser culpado por atacar a una señora a mitad del aeropuerto-

-¿Por qué lo has hecho? Yo sólo venía a avisarte que te estamos esperando para irnos -dijo algo dolida mientras se masajeaba la mano-

-Fue un accidente, te lo juro, pensé que era algún ratero, o algo así -dije como justificación, ya que era totalmente cierto, no estoy acostumbrado a ser tomado por sorpresa, y si lo hacen las cosas pueden acabar muy mal, como ahora-

-Si esta bien, no te preocupes -mencionó mientras se secaba algunas lágrimas, supongo que para tratar de que no me sintiera mal por haberla lastimado de aquella forma, algo que no funcionó del todo- pero debemos irnos ya, tu padre junto con tu hermano, nos están esperando para ir a casa.

-¿Casa? ¡Oh, es verdad! Ir a casa... -dije recordando la situación-

-Si cariño, vamos...

Mi madre me abrazó por lo hombros, mientras nos dirigíamos hacia la salida del aeropuerto, donde se encontraba el resto de mi familia esperándonos junto a un taxi.

-Vaya, pensé que nunca iban a salir -dijo Tony- por poco y me salen raíces de tanto esperar.

-Siempre con tus comentarios tan tontos, es que acaso no te cansas -dije algo molesto, rayos a penas llegaba a San Fernando, y mi mal humor no tardaba en hacerse presente-

-Uy, que cosa contigo eh, pequeño...uno que pensaba que cuando regresarás se te iba a quitar ese mal genio tuyo, pero ya vemos que no es así.

No es que que apoyara la idea de Tony, pero debía admitir que tenía razón cuando hablo de mi humor, creo que eso es algo que jamás podré modificar, ya es parte de mi...

-No me digas pequeño, abuelo -bufé-

-¿Disculpa? ¿Me has llamado abuelo? -mencionó indignado-

-No, le hablaba a la planta -comenté muy sarcástico-

-Pues no se tu, pero para ser abuelo primero debo tener hijos, y que mis hijos tengan sus propios hijos; y que yo sepa eso aún no ha sucedido...parece que no asistir a clases, en tu momento de rebeldía, no fue muy buena idea...¿verdad, hermanito?

-¿Eres o te haces? -comenté sin una pizca de gracia-

-¿De qué hablas? -dijo confundido-

-Nada, creo que es demasiada información para tu diminuto cerebro -dije ya al borde de gritarle-

-¡Abraham, ya basta! Acabamos de llegar y tu no haces más que pelear -dijo mi padre ya harto de escuchar nuestra conversación-

A decir verdad no recordaba que nuestros padres seguían ahí, viendo como discutía absurdamente con mi hermano, tanto así que el taxista se había ido dejándonos aquí.

-¿Por qué solo me has regañado a mi? Tony ha empezado no yo -comenté molesto-

-Porque eres tu quien ha armado un show, por un comentario sin sentido -dijo mi padre como respuesta-

-¡Dios!, ¿por qué me tocó vivir con puros hombres? -exclamó mi madre, que se encontraba a espaldas de nosotros; mientras un taxi se detenía justo enfrente de nosotros ya que ella le había dado la señal para que este se acercara- Escuchenme bien, no quiero oír alguna otra palabra, ya sea molesta u ofensiva entre ustedes tres, durante el viaje a casa; sino, ahí ven que van prepararse para comer llegando a casa ¿ok?...

Y en ese mismo segundo se hizo el silencio, los tres sabemos que cuando ella dice algo lo cumple; y además, tengo que admitirlo, mi madre es la única que realmente sabe cocinar en la casa, no es que no sepa, solo que ella definitivamente es mejor, y una amenaza así, no era del todo buena para mi estómago...

El Cuarto Vacío ~Abraham MateoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora