Capítulo 34 (actualidad)

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- Entonces...¿cuál es el veredicto? -preguntó Sterling cuando habíamos salido del parque de diversión-

Daniela estaba a una distancia considerable de nosotros, lo que me daría tiempo de pensar en mi respuesta final...

Mire al cielo, y pude notar como estaba casi completamente negro, símbolo de que era tarde, se muy bien que la advertencia de mi madre de 'regresar temprano a casa' era solo una manera de engancharme con Daniela, que a pesar de que no me agrade del todo, tenia que aprender a llevarme con ella, después de todo, ya sabe parte de mi vida, que más me queda...

- Si... -respondí en un suspiro-

- ¿Si que? -escuché que preguntó Daniela a mis espaldas-

¡Demonios! ¿En qué momento nos alcanzó Daniela? Ya no importa ahora, solo se que haga lo que haga, no debo demostrar nerviosismo, con eso descubrirá fácilmente que he mentido...

- Que he decidido entrar al mismo instituto que ustedes -dije sin detenerme a pensar lo que decía-

- ¿Al mismo instituto? -preguntó Sterling-

- Sterling y yo no vamos en el mismo instituto -agregó Daniela-

- Saben, antes de que yo haga cualquier amigo, busco prácticamente todo su historial, así sabré con que persona estoy tratando -mencioné con una sonrisa arrogante- dato curioso sobre mi chicos -dije con un ligero guiño mientras caminaba lejos de ellos en dirección al automóvil-

- ¡Mateo espera! -gritó Sterling, mientras hacía su patético intento de alcanzarme, seguido por Daniela- yo no...

- Sólo para que sepas, si hay algo que desprecio más que el atún, son las mentiras -dije cortando lo de golpe, al igual que me detenía- otro dato curioso sobre mi...

- Abraham, yo no sabía que Sterling estudiaba en el mismo instituto que yo -aclaro Daniela-

- Ah mira que interesante -dije sin una pizca de real interés-

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- ¿Entonces?¿Ya nos crees? -preguntó Sterling-

- Está bien Estela, solo cállate ya, tu voz me hartó -dije con un ligero dolor de cabeza-

Hace aproximadamente 30 minutos que estaba manejando de regreso a casa, y además que Sterling había tratado de disculparse conmigo, no había parado de hablar, siendo sincero no se como lo aguantó todo este tiempo Daniela, digo siendo una chica, es más fácil de hartarse...

- ¿Y a dónde vamos? -preguntó Daniela después de unos minutos de silencio-

- ¿Qué no es obvio Dan? -pregunté con obviedad- vamos a casa es tarde...

- ¿A casa? ¿Tan temprano? Vamos Abraham, la noche aún es joven, nosotros aún somos jóvenes-

- Mi madre pidió volver temprano, y son aproximadamente las 8 de la noche chicos.

- Aburridoooo -mencionó Sterling-

- ¿Qué demonios estás diciendo Estela? -pregunté sin poder creer lo que había dicho-

- Digo lo que veo, tratas de hacerte el chico rudo, pero en realidad, en tu interior eres una gallina -sentenció seriamente-

Creo que si hay una cosa en la vida que no puedo soportar, es que me llamen débil, no soy para nada débil, quiere probarme bien, no tiene ni la menor idea de quien soy, y de lo que puedo llegar a hacer...

Sin pensarlo dos veces doy un rápido giro de 180°, y comienzo a manejar en dirección contraria a mi casa a 120km/h...

- ¿Querías jugar?, juguemos con esto Estelita -dije con una sonrisa sinica-

- ¡Abraham, detente! -gritó Daniela desde el asiento trasero, muy asustada-

- ¿Por qué? Esto es muy divertido, no quiero que vayan a pensar que soy una persona aburrida -aclaré sarcásticamente-

- Está bien, de acuerdo, lo siento, no debí llamarte así perdón -dijo Sterling algo alterado-

- Aww, claro que te perdono Estela -dije sinceramente, para luego aumentar la velocidad a 140km/h-

Que bien se sentía hacer esto nuevamente, cuando estaba en Madrid era prácticamente mi pan de cada día el correr en carreras clandestinas, sinceramente lo hacía por diversión, el dinero nunca me importo, sin embargo lo dejé de hacer porque todo se estaba solucionando en mi casa, además de que íbamos a volver a San Fernando.

Escuche mucho silencio por parte de mis acompañantes, algo que me dejo muy confuso, era imposible que se hubieran bajado del automóvil, ya que con la velocidad a la que estaba manejando, era seguro que murieran en el instante; así que sin más, los volteé a ver, ambos tenían los rostros pálidos, supongo que el susto que tenían ni les permitía hablar...

- ¡Abraham, detente! -volvió a gritar Daniela-

- ¡Mateo, nos vas a matar! -gritó Sterling-

Y justo después de eso, pude sentir como mi trasero se despegaba del asiento, una sensación que había tenido ya, nunca pensé que la volvería  a sentir, pero vaya que el destino siempre te sorprende, como ahora...

El Cuarto Vacío ~Abraham MateoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora