Capítulo 44 (actualidad)

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- ¿Vas a un velorio? -mencionó mi madre mientras se subía al automóvil-

- Casi... -respondí mientras repetía su acción-

- No estoy jugando Abraham -dijo con ligera molestia-

- Quien ha empezado fuiste tu, no yo... -aclaré con seguridad-

- No me parece justo que ahora te hagas la víctima, cuando fuiste tu quien hizo las cosas mal...

- ¿Yo? ¿desde cuando ayudar a un amigo esta mal? -pregunté sarcástico-

- Sabes que no es a lo que me refiero... -dijo serena-

- Aja... -mencioné restando le importancia a la conversación-

- Dijiste que confiara a en ti, que te diera tu espacio, y mira lo que paso... -agregó como si tratara de que yo entrará en razón, solo había un detalle, la que debía entrar en razón no era yo, sino ella-

- Lo único que te puedo decir es que confíes en mi, y que me des mi espacio... -dije sinceramente-

- No quiero arriesgarme a que hagas alguna locura como la de ahora...

- ¿Quiere decir que no me darás el automóvil nunca más? -pregunté-

- ¿Estamos hablando del auto o de ti? -preguntó mi madre con algo de molestia-

- No lo se, dímelo tu, ¿estamos hablando del auto o de mi? -contraataque, para ver si ella entendía el punto al que quería llegar-

- Es tu última oportunidad, no me hagas arrepentirme... -dijo ya rendida-

- Seguro má... -dije con una ligera sonrisa-

- Ah, y eso si, no le digas a tu padre... -agregó en forma de advertencia-

- Claro, no le diré nada al 'Señor Gruñón' -mencioné sarcástico, aunque tampoco planeaba decirle, ya que el único que terminaría perjudicado, sería yo-

- Hijo, él solo quiere lo mejor para ti... -mencionó tratando de sonar comprensiva-

- Se nota, con esa gran idea de volver al mismo instituto en el que solía estudiar, uy si, se nota que me quiere... -mencioné con mucho sarcasmo, y algo de enojo-

- No Abraham, lo hizo para que superes lo que pasó hace años, y porque ahí no estarás solo...

- Ah genial, entonces ahora me cree un demente... -corté a mi madre sin ningún tacto de amabilidad-

- Hijo, no es lo que yo...

- No tranquila ¿sabes qué?, no me importa, debo irme ya, así que te pido amablemente que desocupes el asiento del conductor, para que me pueda ir ya a clases ¿quieres?

- Claro... -mencionó en un susurro con algo de tristeza-

Ambos nos bajamos del automóvil, mi madre para volver a entrar a casa, y yo para ocupar el asiento del conductor, encendí el carro, y miré a mi madre por unos segundos, estaba triste, lo podía notar, pero yo también estaba molesto con ella, no puedo simplemente fingir con ella, no me sale...

- No te preocupes madre, estoy seguro de que este 'enfermo mental' regresa a casa ¿si? -finalicé fríamente-

Maneje rápidamente por las calles para así llegar los más 'temprano' posible al instituto, no es que sea matado ni nada, solo que la pequeña platica con mi madre me había retrasado más de lo normal, así es yo deje de ser aplicado en el colegio hace años...

Aquí estaba, frente al instituto en el que viví los mejores y peores momentos de mi vida, esta bien, terminemos con esto...

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- Tarde... -escuché que dijo una voz a mis espaldas, a penas y había terminado de entrar al salón-

- Acostumbrese... -mencioné serio aun sin mirar al 'profesor' o a alguno de mis 'compañeros', que a pesar de estar frente a ellos, nunca les dirigí la mirada-

- ¿Podría voltearse por favor? así sabré quien recibirá el primer reporte del día -mencionó como si hubiera ganado la batalla-

- Vaya forma de recibir a los nuevos alumnos ¿no? -dije sarcásticamente mientras me daba la vuelta para mirar al 'profesor', pero cuando no obtuve respuesta de su parte decidí continuar- veo que ya nos estamos entendiendo ¿no?

- Sólo terminé de entrar y siéntese ¿quiere? -dijo ya rendido-

- Eso hacía... -finalicé fríamente-

Caminé entre las sillas del salón tratando de conseguir un lugar vacío, hasta que el encontré último sitio al final de la fila en la esquina, sinceramente estaba muy conforme con mi lugar porque las sillas estaban acomodadas en forma de escalera, es decir, mi asiento esta en el escalón más alto del salón...

Una vez sentado, observé a quienes ocupaban los lugares que se encontraban más cerca de mi, y fue ahí cuando topé con una muy conocida cabellera rubia, vaya así que a eso se referían con que no estaré solo, ¡que bueno eres papá!

Mire el pizarrón por primer vez en toda la clase, habían diversos ejercicios matemáticos, que no me interesaban en lo más mínimo, de hecho me estaba comenzando a aburrir, y ¿qué hago cuando me aburro? busco la manera de divertirme...

- ¿A dónde cree que va? -preguntó con molestia el maestro una vez que me vio caminar en dirección a la puerta-

- A la salida, ¿qué acaso no ve? -respondí de la misma manera-

- Estoy dando la clase ahora y...

Ese chillante y fastidioso ruidito que señalaba el cambio de hora lo interrumpió, bueno ahora ya tenía el camino fácil...

- Acabo la hora que lastima, chao -me di la vuelta para terminar de salir, justo a como lo hacían todos pero fui interrumpido nuevamente por el 'profesor'-

- Debo hablar seriamente con usted...

- De acuerdo, dejemos las cosas en claro...no se meta conmigo, yo no me meto con usted, y así todos salimos ganando ¿entendido? -mencioné firme, para luego si, por fin poder salir de ese maldito salón-

Que desgracia la mía, faltan aun siete horas de clases...

El Cuarto Vacío ~Abraham MateoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora