Capítulo 22 (actualidad)

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Estaba agotado, había estado limpiado la casa, desde hace algunas horas, tal y como me lo ordenó mi padre, y por fin había terminado.

Ya era de madrugada, y no había podido descansar ni un minuto, me encontraba exhausto, solo quería dormir...así que eso hice, no me importó si estaba sudado, sólo deseaba dormir, y fue ahí, en el piso de la sala, donde por fin puedo cerrar los ojos y adentrarme en un profundo sueño...

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Sentí como 3 litros de agua helada caer en el rostro de manera repentina, alguien si que me iba a escuchar, esto ya era increíble, ni siquiera podía dormir tranquilamente...

- ¿Qué demonios te sucede? -dije muy muy enfadado, mientras me ponía de pie-

- ¿Disculpa? ¿Me estas hablando a mi? -dijo mi padre muy sarcástico, definitivamente era un chiste lo que estaba diciéndome-

- No, no te disculpo, ¿cómo te atreves a tirarme esa agua helada en la cara mientras duermo?

- ¿Agua? ¿Cuál agua? Yo solo iba a trapear, además no te hagas el listo conmigo ¿si? - comentó lo más relajado posible, como si arrojarme agua de trapeador en la cara, fuera lo más normal del mundo- te dije que hoy llevarías a tu madre al hospital, y cuando me despierto, y camino hacia la cocina, lo primero es verte tirado en el suelo, ¿crees que por volver a San Fernando, vas a ser igual de irresponsable que antes?

- No, si hay algo que no haré, es ser como antes, el haber vuelto no cambia mi actitud con ustedes ni con con nadie, ¿entiendes? -dije muy enojado- y no te preocupes, me arreglo y llevaré a mi madre al hospital -mencioné mientras comenzaba a caminar rumbo a las escaleras y así poder llegar a mi habitación-

- Creí que todo ese asunto había quedado claro... -dijo mi padre muy desconcertado-

-Y lo está -completé su oración firmemente-

-¿Entonces que...?

-lo interrumpí para evitar un sermón de su parte- yo quería volver es verdad, pero eso no significaba que volvería el Abraham de antes, si me volví así fue por algo, y nada ni nadie lo va a cambiar ¿si? Soy completamente feliz así como soy ahora -finalicé para luego entrar a mi cuarto y cerrar la puerta estruendosamente-

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El desayuno que había preparado mi madre, era increíblemente delicioso, o quizás era el hambre que tenía, ya que desde mi limpieza express de ayer, no había probado nada, excepto esa refrescante agua de trapeador, que mi padre me proporcionó.

¡Diablos! Podía sentir el olor a trapeador en mi, todavía, y es solo me hacía recordar el enojo que tenía hacia mi padre, y eso definitivamente me causaría el mal humor de hoy...

- ¿Podemos irnos ya? ¿Por qué rayos tardan tanto las mujeres?, si nacieron así, por más maquillaje que se pongan, así se ven a quedar ¿Acaso no pueden procesar aquello? -dije ya fastidiado de esperar a mi madre-

- ¿Acaso me estas llamando fea? -dijo en forma de reproche-

- Tómalo como quieras, sólo sube al auto ya y vámonos, tengo cosas importantes que hacer al regreso -dije sin una pizca de sentimiento, ya que si algo he aprendido en la vida es..."nunca mostrarle tus sentimientos a los demás, eso sólo te hace ver débil"-

- Podría darme prisa, si mis dos manos estuvieran sanas y funcionaran correctamente -mencionó mientras comenzaba a molestarse- además, ¿qué es eso que te va a mantener tan ocupado el resto del día?

- Eso a ti no te importa -concluí muy frío-

Abrí la puerta del auto, entré y me senté en el asiento del copiloto, cerré y luego me quedé viendo a través del parabrisas del carro, a mi madre como corría de un lado a otro para recoger sus cosas lo más rápido posible.

Algo dentro de mi, me decía que estaba mal el trato que le daba a mis padres, en especial a mi mamá, ya que ella es mujer, y por tal, supongo que es más sensible...pero como lo he dicho, me he vuelto así, no puedo cambiarlo de la noche a la mañana, y aunque mi conciencia me diga que no es correcto, yo realmente disfruto ser y actuar así, ya es como algo mío.

El escuchar la puerta del piloto abrirse, solo me hizo recordar mi enojo con mi madre...mire el reloj del auto, y si mis cálculos no estaban mal, tenía aproximadamente 5 minutos dentro de este maldito auto...

- ¿Acaso no entendiste que era rápido?  -comenté como si nada-

- Vuelves a hablarme de esa manera, y te vas a quedar ahí sentado para siempre por que no voy a mover este carro, ¿entendiste? -ok, supongo que esa fue su manera de decir que la saqué de quicio-

- Bien, solo prende el maldito auto y vamos ¿si? -y como si hubiera hablado con el retrovisor, ella no hizo movimiento alguno, eso solo significa que hasta que le hablara bien me iba a prestar atención- ¡Bien, tu ganas! Querida mamá...¿serías tan amable de encender tu automóvil para así poder llegar al hospital a que te revisen la mano, que accidentalmente te lastimé? -dije con todo el sarcasmo del mundo-

- Claro que si hijo, y gracias por preocuparte por mi -finalizó para por fin poner el auto en marcha-

Eso había sido increíble, solo por que aún soy menor de edad debo atenerme a lo que ella diga, porque si fuera por mi, yo se manejar, sólo me falta la maldita licencia de conducir...

El Cuarto Vacío ~Abraham MateoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora