VI

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EL DIABLO, CAPÍTULO 6:



Carretera Oeste, comúnmente llamada carretera del "Desierto".




Enciendo la radio del auto después de una noche larga de trabajo en el Wabes.

Los rayos del sol están a punto de tocar las cimas en las montañas arenosas de la carretera. Antes de que éste salga, ya me he puesto gafas de sol y una buena canción.

Estoy detenido en un semáforo en rojo y noto por mí espejo retrovisor que dos camionetas con vidrios polarizados se encuentran detrás de mí.

¿Qué ya no las pase hace un rato?

Bajo mis gafas hasta el tabique de mi nariz y me percato.

―Hijos de puta, están siguiéndome ―murmuro para mí. Constato los primeros destellos del día salir en el Bed Stuy.

El semáforo cambia a verde en un segundo y saco el auto a toda velocidad, tanto, que los neumáticos chirrean, miro al espejo, las camionetas no me pierden de vista, es más, hasta gozan de mi misma rapidez, así que tomo el desvío hacia las afueras de la ciudad.

Aprovecho que me alejo unos cuantos metros de mis cazadores para tantear debajo de mi asiento hasta poder tomar un calibre. La carretera se torna angosta conforme mis llantas ruedan y conforme mi mente idea un plan para salir ileso de ésta. De la nada, escucho un ruido fuerte por detrás y detecto un balazo en mi ventana.

Acomodo mi cuerpo sobre el asiento para colocar la pistola a través de la ventana a mi lado y disparar un par de veces mientras maniobro el volante. Después de mi acción, miles de disparos se escuchan chocar con la parte trasera de mi auto.

Diviso a un tráiler aproximándose en el sentido contrario, ensordeciéndome con su bocina. Abro los ojos en extremo, cayendo en cuenta de que chocaremos en pocos segundos ya que transito en el mismo carril.

Es ahora o nunca.

Tomo el control del volante aumentando mi velocidad. El auto brama. Voy directo hacia el tráiler, y como era de esperarse una de las camionetas toma el rumbo detrás de mí mientras la otra se sitúa en el carril correcto.

Justo antes de impactarme contra el tráiler doy un giro de quiebre al volante a la derecha y el tráiler pasa a centímetros de mi auto, llevándose mi espejo lateral, y junto con él, la camioneta que me daba persecución, restando una.

Coloco mis gafas en la posición correcta ya que con los movimientos se han descuadrado. Un fuerte estruendo llama mi atención nuevamente y al instante, mi auto se balancea. Supongo que mi neumático trasero ha sido destruido. Pierdo el control un momento pero lo retomo.

―¡Mierda! ―gruño, soltando un puño en el volante.

Chocan mi auto desde la parte posterior, y ahora sí, el volante no responde, trato de pisar el freno a fondo, pero mi coche resbala en el asfalto.

No tengo escapatoria.

Suelto el volante y los pedales acomodándome de rodillas sobre el asiento, observando hacia atrás, aprovechando los últimos segundos del ataque, para apuntar a la Van negra, a su neumático delantero, haciéndole perder el control también. Sigo mis disparos hasta dar en el tanque de gasolina algunas veces, dando por hecho que ardiera en llamas con todos sus ocupantes.

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