EL DIABLO CAPÍTULO 21:
-¿Qué es esto?- pregunté.
-quería hablar contigo acerca de la información que tienen sobre ti- habló Elisa, -y me encontré con ella- señaló a Dana –en la puerta, y después nos abrió ella- señaló a Laxa ahora.
-¿Quién es ella?- esta vez habló Dana señalando a Laxa -¿y ella?- su dedo apuntó a Elisa.
-señoritas, señoritas- sonreí - aquí nadie es nadie- aclaré.
-Laxa vete a dormir- sonreí en dirección a la morena, se fue de mala gana -¿tú que haces aquí?- me refería a Dana.
-vine a verte un rato- sonrió coqueta y yo sonreí de vuelta.
-espérame arriba- hice un gesto y la pelirroja subió las escaleras, Elisa solo me miraba con ganas de matarme.
-Eres un jodido mujeriego- masculló la castaña con desagrado, tomé asiento y coloqué mis pies sobre la pequeña mesa de cristal en frente mío.
-habla rápido- evadí sus palabras.
-no te diré nada, que te lo diga tu pelirroja- comenzó a irse.
Me puse de pies rápidamente y corrí hasta la chica, cuando su mano abrió puerta yo la cerré de golpe atravesándome.
-¿estás celosa?- la miré.
-no, déjame- trató de quitarme de enfrente, pero mi fuerza era superior.
-si quieres acompáñame esta noche- alardeé.
-no entiendes- me miró con decepción.
-si no quieres quedarte, solo dime lo que viniste a informarme y lárgate- escupí.
Se dio la vuelta contando del uno al diez, observé como puso su dedo índice y pulgar en las sienes para luego soltar un reprimido suspiro y voltearse a mí de nuevo.
-mis compañeros te tienen en la mira Diablo-
-¿y? -
-¿acaso no fuiste tú quien mató a un tal Mad en el hotel más lujoso de la Costa?- me tensé en cuanto dijo eso, ya hasta lo había olvidado -¿o acaso no fuiste tú quien mató a la esposa de Jhon Travis?, ¿o acaso no fuiste tú quien...-
-¡ya cállate!- interrumpí –si fui yo, yo maté a todos esos mal nacidos- admití con desagrado -¿feliz?-.
-¡no!- se alteró –claro que no estoy feliz, ¿Qué no lo entiendes?-.
-explícamelo entonces- me crucé de brazos.
-cuando mataste al policía en la fiesta de mafiosos, te vieron, saben quién eres-
-imposible- me sorprendí.
-Diablo- suspiró – solo les hace falta tu nombre para saber dónde vives, que haces, quien eres, todo-.
-no lo tendrán nunca- mascullé.
-me encargaron el caso- admitió tímida y mirando al suelo, bajé mi vista confundida hasta ella.
-¿me encarcelarás?- quise saber, me acerqué a Elisa.
-no- me miró – no soy capaz de verte tras las rejas por mi culpa- sus ojos se cristalizaron.
-entonces ayúdame bombón- pedí, tomé su rostro entre mis manos e hice que me mirara.
-te has hundido tanto- cerró los ojos con fuerza para que sus lágrimas no cayeran.