EL DIABLO CAPÍTULO 19:
Una bala rozó mi hombro, por impulso regresé mi vista y vi a Ben, Chato, Gonzo, y Zen corriendo hacia mí sacando sus armas.
De la nada otra bala cayó en mi brazo, dolió un poco pero no pasó nada.
Elisa tenía cara de: ¿Qué mierdas?, pero los demás chicos no lo vieron.
Llegaron a mi lado, y vi como unos 12 tipos más venían detrás con armas, disparándonos.
-¡corre!- me gritó Zen.
Tomé de la cintura a Elisa y la metí dentro del asiento del copiloto en el auto, me aseguré de cerrar mientras ella gritaba que la sacara.
-¡¿Qué estás haciendo?! ¡Quiero ir contigo! - exclamaba a todo pulmón mientras golpeaba la ventana.
-me quieren a mí- dije y salí corriendo de allí junto a los demás.
Los tipos ni siquiera se inmutaron en destruir mi auto o en matar a Elisa, simplemente pasaron de ella.
Las balas de quienes no perseguían nos llegaban a los pies, logramos unos segundos de ventaja pero llegamos a una ladera, desde aquí solo se veían las casas de los bajos suburbios, debido a esto, las casas se encontraban una tras de otra, muy seguidas.
-¡mierda! ¿Y ahora qué?- exclamó Zen con las manos en su cara.
-¡muévanse!- decidí saltar sobre el techo de la casa que estaba más cerca a mis pies, los chicos lo hicieron enseguida.
Salté nuevamente hasta un balcón donde un niño se encontraba jugando con su carrito hecho de tablas, éste me vio pero no dijo nada, tras de mi saltaron los otros.
-¿Dónde están?- escuché a lo lejos, los perseguidores estaban encima de la casa.
-salten, vamos rápido- dije en voz baja, mientras los chicos hacían lo propio, caímos a unas gradas infinitas.
-¡ahí están!- escuché.
Levanté la vista y uno de los enemigos me estaba señalando, los demás se percataron, y empezaron a saltar donde nosotros ya lo habíamos hecho.
-demonios, estos tipos eran parkours profesionales-
Mis piernas empezaron a correr casi por instinto a toda velocidad gradas abajo junto con los otros chicos.
Saqué mi arma y comencé a disparar, les di a tres en las piernas, ahora ya solo eran 9, -matemática básica-.
Corrimos tan rápido que el aire me faltaba, pero aún nos seguían persiguiendo.
-¡no hay salida¡, ¡no hay salida¡, ¡no hay salida¡- Ben estaba empezando a estresarme.
-uno busca la salida, no la salida lo busca a uno- mascullé.
A lado había una casa pequeña, embestí con fuerza la puerta hasta que ésta se abrió.
Dentro de la humilde casa se encontraban dos abuelos almorzando, los apunté con el arma antes que gritaran o hiciesen algo estúpido, de inmediato los dos se abrazaron.
-¡rompe la puta ventana!- ordené.
No podían capturarme, ni siquiera sabía quién me perseguía esta vez.
-¡ya voy bombón, cálmate!- me respondió Gonzo, él y Zen quebraron de un puño el vidrio, removieron los pedazos pequeños y salieron por ahí, imité su acción al igual que Ben.
Saqué mi celular y marqué el número de Bran.
*llamada telefónica*
Rt: -señor-