XXVII

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EL DIABLO CAPÍTULO 27:

Entrecerré los ojos, traté de acostumbrarme a mantenerlos abiertos, pues se cerraban solos.

Miré alrededor, esperando a que todo fuese solo una pesadilla más, pero sentí aun el charco de sangre debajo de mi cuerpo.

No había nadie en la habitación en la cual me habían torturado, mis heridas eran frescas, sangraban mucho.

Pude ponerme de pies arrimándome a la pared e introduje mi dedo índice dentro del hoyo en mi abdomen, hasta sentir la bala alojada allí, tiré de ella hasta sacarla, luego seguí con la otra, y la otra, para dejar que mis heridas cerraran completamente.

En el suelo junto a la silla estaba un calibre, fui hasta él, saqué el cartucho comprobando que tenía 6 balas.

-como dije, 6 número de la suerte-

Di un suspiro largo y hondo, para después entreabrir la puerta comprobando que no hubiese nadie, miré a ambos lados antes de salir de la habitación.

Caminé un poco gacho pues mi cuerpo aun escurría sangre y me sentía demasiado débil, de vez en cuando tenía que descansar un poco ya que habían disparado a mis pulmones, por lo cual no podía respirar bien. Tomaba impulso y seguía.

Este lugar era oscuro y frío, lleno de pasillos con puertas detrás de las cuales no sabía lo que encontraría.

-¡no!, auxilio por favor-

Ese grito tenía que ser de Alex.

No tenía la menor idea de cómo salir de éste puto lugar, pero pude captar de dónde provenía el grito. Era la puerta de la derecha, sin pensar dos veces la abrí, captando la atención de todos.

Alex estaba en brasear, colgada de las manos recibiendo casi la misma tortura que yo, estaban cortando su cuello, pero mi vista se fijó en el Demonio al cual apunté.

-¡mierda! Te dije que lo mates, incompetente- mi hermano se dirigió al tipo del diente de oro, Adam se encontraba allí también

-¡lo hice, maldita sea!- respondió alterado –el maldito no tenía pulso, no le latía el corazón ¡lo juro!-.

-¡soy el puto Diablo, y soy un jodido inmortal!- mascullé haciendo callar a ambos -diles que la suelten- amenacé a mi copia barata.

-su...suéltenla- ordenó.

Alex cayó al suelo débil, pero se puso de pies.

-Alex, ven- hice una seña con mi cabeza, y ella instantáneamente se puso detrás de mí.

Abracé a mi hermano apuntándolo con el arma en su cabeza, le grité que se pusiera las cadenas y luego Alex lo colgó de las manos dejándolo inmóvil, ella le quitó su arma y apuntó a los otros tres hombres.

Ajusté muy bien las cadenas y le apunté a Adam en la cabeza.

-no lo harías- sonrió Adam.

-me follé a tu hermana antes de que la asesinaran- sonreí, -solo quería que lo supieras-.

-¡maldito hijo de p...!- tiré del gatillo, sin dudarlo como siempre, en su cabeza, deleitándome con el sonido de la bala atravesando su cráneo, después lo hice con los otros dos.

Los tres cuerpos sin vida yacían a mis pies, sangrando, sin alma, no pude ocultarlo más, algo dentro de mí pedía ser liberado.

Sentí mi cuello, dedos y piernas llenarse con tinta, lo sentía a ras de piel, como si alguien dibujara con un pincel mojado en mi superficie, como si dentro de mi ser la llama me consumiera.

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