XXIII

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EL DIABLO CAPÍTULO 23:

"Quito, Bed Stuy 8:03 a.m."

Suburbios bajos.

-Diablo, Diablo, eso es lo que eres, eres-

-la muerte es segura-

Sentí como mi cuerpo se tensaba, mi garganta se secaba lentamente al resonar estas palabras dentro de mi cabeza, al punto que ya no aguanté más. Sentí que algo pesaba encima de mi torso, abrí los ojos de golpe, noté que mis manos estaban empuñando la sábana con devoción y mi frente poseía sudor.

A mi costado estaba Tyson durmiendo plácidamente.

-¿este niño no va a la escuela?-

Tomé un poco de aire hasta liberarlo en un suspiro pesado, pasé mis manos por mi cabello y me levanté lentamente para que el niño no despertase.

Una vez de pies abrí la puerta y salí del cuarto, había amanecido ya.

La puerta de entrada sonó, me sorprendí, nadie sabía que yo estaba aquí.

Abrí la puerta lentamente encontrándome con Elisa, me tranquilicé al ver que era ella y no alguien que quería asesinarme.

-¿Cómo supiste donde estaba?- pregunté saltándome el saludo.

-buenos días- sonrió y la dejé pasar.

-responde- me puse serio, cerré la puerta con seguro.

-soy agente del FBI ¿lo olvidas?, solo hice algunas averiguaciones y moví contactos- tomó asiento en un pequeño sillón que había junto al intento de televisor.

-¿Qué clase de contactos?- me acerqué.

-solo le dije a un amigo que me dejase ver las cámaras de seguridad que rodeaban tu casa y algunas otras- confesó.

-ah- fue mi respuesta.

-¿Estas bien?- se puso de pies.

-siempre estoy bien- mentí, antes de que Elisa pudiese pronunciar otra palabra mi móvil sonó, no quería que Tyson despierte aún, tomé el celular y contesté.

*llamada telefónica*

Yo: -¿bueno?-

Rt: -Hermano, Bran tiene a tu presa en las carreras, debemos ir- era Owen.

Yo: -está bien, te veo ahí a media noche-

Rt: -no, es ahora, en la carretera del desierto- afirmó.

Yo: -ahora mismo voy-

*fin de la llamada telefónica*

-Debes irte Elisa, tengo asuntos por hacer- pronuncié, luego de esto me saqué la camisa, aún tenía la cicatriz de la bala que acabó con mis latidos.

-yo quiero ir contigo- afirmó la castaña mientras veía mi torso desnudo.

Caminé hasta una camiseta blanca la cual yacía tirada en el mueble frente a Elisa y me la puse, lo mismo hice con una bermuda blanca.

-es tu decisión- me alcé de hombros.

-iré contigo- sin decir más.

Tomé una gorra negra con rojo de visera recta y me la coloqué hacia atrás, combinando todo con unas Adidas blancas con gris.

-mi pinta era de angelito-

-yo quiero ir- se escuchó por detrás de mí, giré y pude ver a Tyson fregándose su ojo derecho, estaba parado en la puerta del pequeño cuarto con un pijama celeste de dinosaurios la cual mandé a comprar a Owen anoche.

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