Al ver que Hoseok agachaba la cabeza Taehyung se preocupó. Esa no era la reacción que quería por parte del mayor. Taehyung esperaba un gracias, un te amo, menos lo que estaba por presenciar.
La mano derecha de Hoseok empezó a temblar en varios intervalos. La alzaba y sacudía para que dejara de sacudirse pero luego volvía.
–Lo siento. – se disculpó Hoseok. –Sigo equivocándome. –
–No. –
Taehyung dejó la tarta sobre la mesa para buscar la mirada de su novio. –Yo solo estoy feliz por este día, tú también tienes que estarlo. Es nuestro. Es nuestro Hoseok. –
–Lo olvidé, ese es el problema. –
–Pero dije que no me importa...– siguió negando, tomando la mano del mayor.
–Pero a mí sí. – Hoseok pasó el sabor amargo por su garganta. –Nuestro día y solo te conformas con esto. –
Hoseok minimizó la tarta.
Taehyung mirando su actuar al empujar el empaque, el gesto que hizo le dolió.
–Es mi regalo. –
La voz quebradiza de Taehyung hizo que Hoseok girase a verle después de rato. Quebrantándose su corazón al verlo ocultar su mirada, no sin antes percatarse de sus ojos cristalinos.
–Lo que pude comprar ya que no puedo gastar de más. – Taehyung sorbió su nariz y trató de limpiarse la vista. –Era mi jodido regalo. – renegó, separándose del mayor.
–Esto es lo que comemos cada vez que se te antoja pasar por la pastelería. Un regalo de aniversario no es eso. – la mirada voz fría de Hoseok hizo que Taehyung alzara su cabeza para mirarle.
–¿Por qué estás así? – trató de comprenderlo, limpiándose torpemente.
A pesar de los dolores, Hoseok caminó hacia la sala, con un Taehyung parado en la cocina.
Logró subir al sofá con mucho esfuerzo, ayudándose de la pared para sacar el paquete delgado que estaba pegado atrás de un cuadro.