Taehyung entró casi hiperventilando a su casa. Las llaves se le habían caído varias veces antes de poder entrar, quería un lugar donde apoyarse pero nada le parecía suficiente. Sentía sus ojos arder pero no había derramado ninguna lágrima.
Corrió a su baño tirando de su máscara a un lado y lo que presentía ocurrió, empezó a vomitar sin mayor esfuerzo en su inodoro. Todo lo que llevaba en el estómago salía de su cuerpo sin necesidad de sentir arcadas.
Sus manos estaban bien apoyadas en el borde del váter, apretando hasta que sintiera sus dedos entumecerse. Sus ojos apretados hasta que por fin lágrimas salieran. Pero no eran por algún sentimiento sino por los efectos del vomitar, era inevitable.
Sorbió su nariz; otro efecto más, limpiándose con la manga larga de su polerón. Vio manchas de vómito sobre la tela, causándole repugnancia. Se alejó del inodoro cuando sintió ya no tener más que vaciar. Estando en una esquina logró sacarse su ropa y meterse de lleno en la ducha.
Se sentía sucio.
Muy sucio.
Abrió la regadera y el agua fría le hizo brincar, teniendo que acostumbrarse a esa sensación pues no tenía ni fuerzas para encender el calentador.
Cogió su jabón con olores dulces y se empezó a la lavar todo, absolutamente todo. Cogió su shampoo y se echó demás, generando más espuma de la que debía. Dejó el agua correr para que se llevara todas las malas experiencias que tuvo.
Al enjuagarse bien, cogió una de las toallas que estaban colgadas para envolverse la cintura. Salió de la ducha, plantándose frente al nuevo espejo que habían colocado. Cogió su cepillo y pasta de dientes, lavándose hasta que la pasta se convino con su sangre.
*
Hoseok ya había ido a dejarle el dinero al tipo, hizo los dos pedidos que le había mandado.
–¿Por qué la demora? Pensé que te habrías fugado con el dinero. Ya estaba mandando a matones por ti. –
Lo que intentó sonar como una broma, no lo fue, y a Hoseok no le importó, ahora el pelinegro tenía otras cosas en mente.
El tipo gordo contó el fago de dinero en la cara del otro con ayuda de una pequeña máquina. Al estar conforme volvió su atención al otro.
–¿Tuviste algunos problemas? –
Hoseok quien por momentos se perdía fuera de la realidad; de que estaba sentado frente a un gordo y no varios minutos atrás en la calle, desvió su vista hacia el piso. Tubo un tic en su mano derecha algo brusco pero de un solo movimiento que Hoseok tomó rápido de ella para que no volviera a suceder.
–Se me hace tarde, ya terminé mi trato contigo. –