Llegamos a casa de los Evans y rápidamente fui a alistarme a mi habitación, no tenía que ponerme, y solo faltaba una hora para estar lista, me bañe y en menos de quince minutos, ya que estuve afuera abrí mis maletas y saque tres vestidos que había traído con migo por si se ofrecían, uno era morado, otro negro y otro rojo, opte por ponerme el morado que me llegaba arriba de las rodillas, además tenia manga larga, eso era bueno porque yo soy muy friolenta de los brazos, y afuera estaba un poco frio.
-¿Se puede?- pregunto mi madre recargada en marco de la puerta
-Claro, solo estoy terminando de maquilarme –
-Te ves hermosa, a Daniel le encantaras-
-Enserio mamá, porque me arregle pensando en el- dije con todo el sarcasmo que me cupo en la boca
-Deja de ser tan sarcástica con migo, sabes que no me gusta, solo venía a decirte que te apures porque nos vamos en cinco minutos-
-Esta bien, solo me coloco los zapatos y bajo-
-Muy bien cariño allá te esperamos-
Me puse unos zapatos de tacón, tome mi bolso y baje, al poner un pie en las escaleras me di cuenta de que ya todos estaban abajo, solo faltaba yo, al bajar el último escalón Daniel me ofreció su mano, se notaba en su rostro que lo que menos quería era tener contacto con migo, lo hacia como obligado, al principio dude en tomarla, pero mi papá me hizo una cara que si sus ojos fueran armas ahorita ya estarían todos en mi funeral bailando sobre mi tumba, asi que no tuve opción mas que tomar su mano.
Por fin llegamos al restaurante, para ser sincera era muy bonito, se ve elegante pero a la vez rustico, el camarero nos guio hacia nuestra mesa y nos dio los menús para decidir que pediríamos, opte por una ensalada cesar y un filete miñón.
Después de que nos trajeran lo que ordenamos la mesa se lleno de multiples temas de conversación claro que todos referentes sobre Daniel, yo y la empresa. Terminamos de comer y nos trajeron el postre era un brownie de chocolate con nieve de vainilla por un lado.
-Dame un poco- dijo Daniel tomando con su cuchara un poco de nieve de mi plato
-No, tu tienes de la tuya- dije un poco irritada por que nunca me ha gustado que tomen la comida de mi plato, en general el que se mete con mi comida pierde la mano, es por eso que mis amigos lo piensan dos veces antes de meter mano en mi plato
-No seas envidiosa, hay que compartir cielo-
-No me vuelvas a llamar cielo en tu vida me entiendes- dije amenazándolo
-Y.... ¿Si lo hago que pasa cielo?-
-Te dije que no me llamaras asi- dije lanzándole una cucharada de nieve a la cara, a lo que el respondió lanzándome un pedazo de brownie directamente al vestido haciendo que el chocolate derretido me cayera en sima
-Era uno de mis vestidos favoritos-
-Pues creo que deberías tener otro favorito, aparte de que hace que te veas gorda tiene una horrible mancha de chocolate encima, deberías de mandarlo a la tintorería- dijo burlándose de mi
-Ahora si niño creido- dije lanzándome sobre el para golpearlo, nunca me había gustado que me dijeran gorda, hace dos años había tenido un problema de bulimia porque la gente decía que me veía gorda, y estuve muy mal hasta que mis padres me llevaron a terapia para controlar mi desorden alimenticio, por fin lo pude superar, y no voy a venir a Londres a que un niño sangrón, egoísta y creido me este diciendo gorda.
-¡Quítate de encima gorda¡- gritaba Daniel mientras yo lo golpeaba
-¡Retráctate de lo que dijiste¡-
-No -
-Entonces acepta las consecuencias- dije mientras mi papá y Andrew me levantaban de encima de Daniel
-Esto es el colmo, no puedo creerlo, estamos en público, en un restaurante elegante y ustedes dos hicieron guerra de comida y jugaron a las luchas como si esto fuera un dia de campo y solo estuvieran ustedes dos, tienen que aprender a llevarse bien, miren a su alrededor, todos los están viendo- dijo mi madre muy enojada
-Yo lo siento señora Black, pero ella empezó todo, yo solo quería platicar con ella pero creo que no le agrado mucho y me atacó- dijo Daniel haciéndose la victima de todo esto
-Eres un mentiroso, tu empezaste a insultarme en mi cara, y eso es algo que a nadie se lo permito- dije casi con ganas de llorar por la impotencia
- Sera mejor que nos vayamos ahora mismo- dijo la señora Evans, es su cara se veía la pena y decepción que le causamos los dos, de algún modo me dolia verla asi, ya que ella no era una mala persona, pero para no tener que casarme con Daniel tenia que dejar de importarme lo demás y seguir con el plan, mientras mas rápido terminara esto mas rápido regresaría a mi casa.
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La promesa que cambio mi vida
Fiksi RemajaSara Blake una chica de 18 años, hija de exitosos empresarios y con el corazón roto, se entera que su padre hizo una promesa hace 17 años con un amigo que le cambiará la vida por completo. Buscas una novela con humor?, amor? Y una que otra decepción...