-Hola linda, escuche que me buscabas, ¿pasa algo?- me preguntó la señora Evans
-No, solo es una simple pregunta, es que van a venir unos amigos a cenar a la casa y no sé si Daniel es alérgico a algo- dije vacilando mientras las palabras salían de mi boca
-Quieres saber que le gusta a Daniel para hacer eso de cenar- no fue un pregunta, me había descubierto
-No, si-dije al final y ella solo sonrió, sus ojos tenían un brillo diferente
-El ama el pollo, lo que quieras hacer con pollo está bien, también ama la pasta, la comida italiana en general- me dijo mientras sonreía más
-¿Le gustan los champiñones?-
-Si cielo, también le gustan- contestó divertida
-Okey, creo que ya se lo que haré, gracias-
-Gracias a ti por querer a mi hijo- pare en seco ante esas palabras
-No, debe estarse confundiendo, mire no quiero decepcionarla pero no creo que entre su hijo y yo vaya a haber algo, ni siquiera creo que nos lleguemos a casar- le dije lentamente para que entrara en mi cabeza más que para que ella entendiera
-Claro, y yo soy reina de Inglaterra, cariño, conozco esa mirada, veo un verdadero cariño y preocupación por esa persona, y también veo miedo, no sé de tu vida antes de llegar a mi casa, pero si alguien te lastimo sentimentalmente es tiempo de que avances, te podría sorprender que el sentimiento fuera mutuo- dijo con voz maternal
-No creo que esa sea mi situación, pero muchas gracias, iré a comprar las cosas- dije y salí rápidamente de la incómoda situación
-Hola niñas, ¿quieren acompañarme a comprar unas cosas?- pregunte entrando al cuarto de Leia que ahora compartían ambas
-Depende- me dijeron las dos después de voltearse a ver y concordar en algo con la mirada
-¿Depende de que?-
-Convencenos- dijo mi hermana
-Después de comprar todo pasaremos por una nieve- dije rodando los ojos
-De acuerdo- dijeron las dos y se levantaron del piso en donde estaban jugando
-Okey, vámonos pequeñas chantajistas- dije y estas rieron
-Y... ¿en que nos iremos?- preguntó Leia
-Buena pregunta- rayos no pensé en eso. -Ya se, esperen aquí- les dije y fui a la casa, moví un jarrón que se encontraba a un lado de la entrada y las vi, las llaves de América, ¿quién es América? El auto para pasar desapercibido de Daniel, una vez vi donde las escondía y henos aquí
-¿Daniel te presto a América?- me preguntó su hermana
-Digamos que yo tomaré a América prestada, y nadie debe de decir nada- les dije y las mire fijamente dando a entender que hablaba enserio.-Suban- les dije y así lo hicieron, conduje al rededor de siete minutos hasta que encontré una tienda, estacione en un lugar a mediación y tome a cada una de una mano para entrar
-De acuerdo vayamos por aquí- comencé a agarrar todos los ingredientes que necesitaba para esta noche, además de cosas que se me iban antojando para tener en la casa
-Nora, ¿que es la última cosa de la lista?- nadie contestó. -Nora..-
-No sé dónde está- me dijo Leia con cara de preocupación
-Nora, Nora, Nora- comencé a gritar yendo de pasillo en pasillo sin señales de mi hermana, mi pulso comenzó a acelerarse hasta que escuche su risa
-Ven, tiene que estar por aquí- le dije a Leia y la tome de la mano, no podía dejar que ella se me perdiera también
-Y entonces vimos una película sobre una princesa con unicornios- dijo Nora feliz al joven con el que platicaba
-¿Enserio?, me hubieran llevado, suena cool- dijo Ed riendo con mi hermana
-¡Sara!- dijo mi hermana para después abrazarme
-Nora, no vuelvas a espantarme así ¿de acuerdo?, creí que te habían robado- le dije mientras la abrazaba
-Hola B- dijo mi amigo
-Hola Ed- le dije sonriendo apenada, no le había hablado en varios días y me sentía terrible ya que el había estado ahí para mi y yo no le hable para agradecerle, o decirle que estaba bien
-Cuanto tiempo- dijo viendo hacia el piso
-Ed...-
-No, yo entiendo, estabas ocupada y no pudiste llamar para avisar como estabas- dijo viendo hacia todos lados menos hacia mi
-Edwin, lo siento mucho ¿si?, ha sido una difícil semana y me encontré con mis mejores amigos de la infancia y me la pase con ellos, casi no he usado el celular ya que me causa dolores de cabeza ver la pantalla, debí llamarte, lo siento- finalice con voz triste
-Hey, no pongas esa cara, no me gusta verte así, sabes que no puedo enojarme contigo B- me dijo poniendo una de sus manos en mis mejillas y acariciandola, momento incómodo con las niñas ahí
-Sara ¿iremos ya por los helados?- preguntó Leia
-¿Van por helados?- preguntó Ed y al instante su cara se iluminó, se que le encanta la nieve
-¿Quieres venir?- le preguntaron las dos niñas felices
-Claro que si, es más yo las invito- dijo y las niñas gritaron de alegría, fuimos a pagar y todos me ayudaron a guardar las compras en el maletero del auto
-B, ¿Crees que me pueda ir contigo?, ando en skate- me explicó
-No lo creo, ya somos muchas personas- le dije seria y después solté una carcajada ante la cara que puso
-No es gracioso Sara, si me la había creido- me dijo haciéndose el molesto
-Súbete ya ridículo- le dije terminando de reír
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La promesa que cambio mi vida
Teen FictionSara Blake una chica de 18 años, hija de exitosos empresarios y con el corazón roto, se entera que su padre hizo una promesa hace 17 años con un amigo que le cambiará la vida por completo. Buscas una novela con humor?, amor? Y una que otra decepción...