04.

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Estaba enfrente de su puerta de madera de pino pintada de un café terracota con el número 669 y Aster estaba recargado de la pared, con sus brazos cruzados, observándome, acerco mi mano a la manija y la retiro nuevamente. Escucho un gruñido y suspiro con pesadez retirando la mano.

—Oh vamos, Zelena, llevas 2 horas decidiendo si tocas o no—volteo rápidamente para contestarle.

—Podrías calmarte solo un segundo—

—¡Llevo aquí parado dos horas!—expresa alzando más la voz, aprieto mis labios con fuerza y suelto un suspiro pesado de odio. Volteo y miro aquella manija.

<<Vamos, Rapunzel, tú puedes, solo es un libro>>

Tomó la manija y con esta golpeo tres veces. Miro a Aster que suspira de alivio y ruedo los ojos con pesadez. Nadie abre la puerta así que vuelvo a tocar, espero unos segundos y nada, acerco mi oído a la puerta y no se escucha sonido alguno.

—Bueno, creo que no está—suspiré aliviada. Miro a Aster y tenía un pequeño tic en su ojo derecho, aprieto mis labios con fuerza y me acerco—cree que tienes...

—Dos mendigas horas ¡para que...!—se escucha como giran la perilla, ambos volteamos.

Se abre la puerta y al ver cómo había venido para abrir la puerta, pude jurar que me iba a desmayar: solo tenía una toalla en la cintura, dejando ver una perfecta V, sus cuadros bien marcados, sus pecho tonificado, su cabello húmedo peinado hacia atrás, estaba babeando, se los juro, que Aster casi se ahoga en mi baba.

—¿Qué se les ofrece?—me saca de mis pensamientos algo lujuriosos. Muevo un poco mi cabeza y me aclaro mi garganta escucho una risa burlona por parte de Aster. Alguien va a morir hoy, posiblemente sea yo pero más probable es que se muera, Aster.

—No sé si...—me interrumpe.

—Si, la chica que tiro mis libros y mis libretas esta mañana—me quedo sorprendida y niego con la cabeza.

—Hubo una confusión. Sin querer tome tu libro y tú el mío—volteo el libro que sostenía mis manos para que lo viera, su vista baja hasta el libro. Sonríe de lado y abre toda la puerta.

—Pasa—abro los ojos como plato y veo a Aster, el me hace una seña y entramos a su habitación, claramente, era más grande que la nuestra, tenía una sala, un televisor, una enorme ventana da que daba vista a todo el campus y a la ciudad. Me acerqué con cuidado a esta, se veía precioso todo.

—Sip—volteo rápidamente—tenias razón, hubo una confusión.—me lo extiende y lo tomo y como mojo su acto.

—Gracias—sonrío ligeramente y miro el libro, para depares mirar a Aster que me hace una seña para salir.

Caminamos hasta la puerta, Aster la abre y como todo un caballero me dejo pasar primero (sarcasmo) lo veo con pesadez.

—Once minutos—volteo rápidamente—Es un libro muy bueno—suspira ligeramente—Mi frase favorita es "Para sentir que se está vivo, hay qué apasionarse con cada segundo de vida"—me mira con una ligera sonrisa.

—Pues yo he comenzado apenas a leerlo, pero debo decir que  me encanta cada libro de Coelho  y para ser te sincera, ese ya lo leí,—mira el libro—Las tristezas no se quedan para siempre, cuando caminamos a la dirección que siempre deseamos. La Quinta Montaña—lo miro con delicadeza—Una frase muy verifica.

El alza su ceja y sonríe ligeramente, al escuchar lo último que he pronunciado, sonrío ligeramente.

—Creo que deberíamos sentarnos a discutir algunos libros...am ¿Zelena?—abro mis ojos con algo de asombro <<Date por muerto, Aster>>

—No, ese no es mi nombre. Aster me puso ese apodo—Sonrío y extiendo mi mano—Soy Rapunzel Solaris Corona—el la toma y se la acerca sus labios para besarla.

—Mi nombre es Jac...

—Jack—ambos volteamos hacia la derecha para ver a la dueña de aquella voz, obviamente era Tooth, ella al verme se asombró. Es ahí cuando yo vuelvo a la realidad, miro mi mano y el aún la sostenía, volteo a ver a Jack que sigue estando semidesnudo. Siento como un calor me recorre con rapidez hasta llegar a mis mejillas y quedarse estancado ahí, el color de mi piel se a tornado rojizo.

—Ah...ah...—tragó saliva y siento cómo alguien toma mi mano y me jala rápidamente. Es Aster, salvándome de algo que puede causar un gran problema.

Empieza a caminar sin soltar mi mano, giro para ver la reacción de Jack y se a quedado sorprendido por aquel acto, regresó mi cabeza  para ver a Aster.

—Te debo una—expresé con rapidez. El aprieta el botón del ascensor.—Espera...tú me debes una

—Claro que no, te salve de un incómodo momento.—ruedo los ojos y suspiro con fuerza.  Es obvio que no le debo nada.

Oh my Daddy!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora