12.

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¡Carajo! ¿Por que ahora? Simplemente no podía creer lo que me estaba sucediendo, no podía ser posible, lo estaba volviendo a sentir. Tenía hambre, otra vez.

—¡Dios, mi estómago truena como un relámpago!—me toque mi estómago y sentía  como se movía, he estado en la biblioteca desde el pequeño accidente. No pienso salir de mi madriguera a que me coman los leones.

Tome mi cabello con mi mano derecha haciéndolo para atrás, quitándolo de mi rostro. Esto no es tan sencillo como pensé...es más creo que ni siquiera pensé en sus consecuencias, solo lo hice porque...es más, no sé por qué lo hice, ¡ah! Soy una idiota, no puedo creer que no pensé en las consecuencias. Deje caer mi cabeza en aquella mesa de madera obscura con aroma a limpiador de madera, mi respiración hacia que se empañara un poco.

Creo que esto es para lo que me vine preparando toda mi vida, a un cataclismo de hambruna.

~Grrr~

Oh no del todo. Tenía que comer algo, pero no podía salir, como ya dije, me comerán haya afuera. Recargo mi mejilla en aquella cálida mesa, bueno se volvió cálida por mi respiración. Tenía demasiada hambre, en cualquier momento empezaría a alucinar como Penelope en su sueños...¡Penélope! Me enderecé rápidamente y saque el teléfono de mi mochila. Lo desbloqueo rápidamente y empiezo a marcarle a su celular.

—Contesta contesta—con mi brazo apreté mi estómago ya que volvió a sonar.

~Grr~

~Llamada~

—Hola, Penélope...

—¡Penélope!—exprese feliz—gracia a...

—Por el momento no puedo contestar, ya que estoy haciendo cosas más importantes; si no es importante, no vuelvas a marcar pero si en verdad lo es deja tu mensaje, aunque posiblemente no lo escuche y lo borre...¡Pip!

—¡¡Entonces para que dejó el mensaje!!—exprese furiosa.

Ahora que hago, la sociedad estudiantil empezará a odiarme por salir con el chico más guapo y con tan solo cinco días de soltería. Suspiro con fuerza recargándome de los libros que se encontraban en los estantes. Estoy cayendo en la perdición, ¿por que no le pasó a otra persona más, más, mas...no sé, a otra que no sea yo?

—¿Pensé que tendrías hambre?—volteo y es Felix. Sonrío y asiento ligeramente. Me entrega una bolsa de McDonals.

Suspiro con alivio y la abro rápidamente para sacar toda la comida que tenía. Un cuarto de libra o más bien, dos cuarto de libra.

—Gracias Félix—exprese con felicidad y empecé a comer aquella hamburguesa con desesperación. Sabía a gloria la maldita hamburguesa. No la saboreaba y tampoco la masticaba bien.

—No pensé que te esconderías la mayor parte del día. Jack te ha estado buscando.—abro los ojos al escuchar aquel nombre. Trago con fuerza y la dejo en la servilleta, sacudo mis manos y no miro a Félix.

—No quiero verlo—expresé —me e metido en problemas, todo por culpa de Aster.

—Momentito—expresa sorprendido—¿Por qué por su culpa? Si todos ya sabían que ustedes—junta sus dos dedos índices.

Fruncí el ceño, al ver a que se refería, todos en esta escuela piensan lo peor, en serio. Félix a pesar de se mi amigo, y de que sabía todo lo ocurrido, también piensa que ya me metí con el, es increíble lo que la gente puede llegar hacer.

—No me he metido con el—expresé enojada. El me ve con asombro y niega con la cabeza.

—Me refiero a que salían.—mis mejillas de tornar rojas al ver la razón de aquel ademán.

—Ah, malentendi todo—me rasque la cabeza y sonreí ampliamente.

—Zel, tú y yo sabemos que la culpa no fue de Aster, de que ayudó a "confirmar" los rumores que se dicen en los pasillos es otra cosa muy distinta—expresa mejor a lo que quería decir, le doy la última mordida a mi hamburguesa.

Okay, Félix tiene razón en ese aspecto, pero en realidad, no ha pasado, ni pasara nada entre el y yo. Es más que obvio, espero, de que no me interesa, de que en verdad no me agrada en lo absoluto.

—¿Como supiste que estaba aquí y que moría de hambre? —limpie mi boca con la servilleta.

—No fuiste a desayunar y tampoco entraste a todas tus clases. Sencillo.

Asentí ligeramente. Todos están en sus clases así que tengo que aprovechar que lo están para poder salir lo más rápido posible.

Oh my Daddy!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora