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—Todos pongan en la página 39.—expresa el profesor Hush, con aquella voz de poeta de la Edad Media, sus clases suelen ser muy abrumadoras, pero lo curioso, es que me fascinan.

—Todos conocemos a Shopenhauer, él era de familia sumamente rica, su madre era escritora y nunca tuvo una buena relación con ella. Él fue alumno de su padre pero este se suicido al poco tiempo. Estudió medicina en la universidad de Gotinga, ahí es cuando empezó a leer a Kant y a Platón, guiándose más a la filosofía...

La filosofía pesimista es la más interesante que cualquiera otra, claro, la mayoría de los filósofos terminan siendo unos locos y su muerte fue un suicidio, pero te enseñan cosas sumamente interesantes. Supongo que por eso estoy aquí, y que mejor con el maestro que te explica de esa manera. Cada filósofo, es muy difícil de comprender, pero acercándote más y leyendo varias veces su historia te das cuenta el motivo, razón y circunstancia de porque es así. Muchos ya tenían trastornos mentales, otros los fueron generando, al igual que sus tesis, muchas son la antítesis de los demás y en mi punto de vista son el complemento para la perfección aunque también para mí la perfección no existe y tal vez sea porque no hemos querido saber cómo encontrarla. Con esto de la perfección suelo ser muy contradictoria conmigo misma, supongo que la patética de sociología hace que sea de esta manera.

—El quedó al descubierto con su obra: El mundo como voluntad y representación. La realidad auténtica pertenece Shopenhauer denominó voluntad, de la cual el mundo como representación es su manifestación; el sistema se completa con una ética y una estética. Cuando el individuo, enfrentado al mundo como representación, se pregunta por lo que se encuentra tras las apariencias, obtiene la respuesta como resultado de su experiencia interna, en lo que se conoce como voluntad; pero la irracionalidad de ésta, su condición de afán de vida perpetuamente insatisfecho, produce una insatisfacción que la conciencia sólo puede suprimir a través de una serie de fases que conducen a la negación consciente de la voluntad de vivir.—suspiro y empieza escribir—realicen la antítesis de Shopenhauer para mañana por favor, se pueden retirar.

Salí del salón C-7 para dirigirme a la biblioteca. Suspiré con tranquilidad. Siempre me calma esta clase.

—Para ser alguien sumamente tranquila y positiva, se me es difícil comprender tu atracción a la filosofía negativa—volteo para encontrarme con el peliblanco.

—Pues la filosofía negativa se me hace más atrayente que la filosofía positiva.—hace una mueca para mirar a otro lado, bajo mi mirada y veo cómo mete sus manos en los bolsillos de su pantalón de gala.—¿Por qué estás así vestido?

—Pues tuve que exponer un autor muy interesante, así que vine de esta manera.

—Vaya, qué sorprendente—suspire con tranquilidad.

—¡Cuidado!—volteo y era Aster en su patineta, pero venía demasiado rápido y nos íbamos a estampar, sentí una mano que me jalaba con fuerza haciendo que tirara mis libretas y resbalara al no tener firmeza en mis pies. Él me sujeta con fuerza y lo único que puedo ver son sus ojos azules llenos de preocupación.

Mi respiración estaba agitada, no podía ver o pensar en otra cosa que no fueran sus ojos, son simplemente, perfectos. Su mano se encontraba en mi espalda baja y la otra en mi brazo, seguía apretándome con fuerza pero del modo de que no me lastimara. Sentí como inhalaba para poder percibir mi perfume, cierra sus ojos con delicadeza y ciento como me aprieta más, los abre de la misma manera.

—¿Te encuentras bien?—por fin pregunta. Suspiro y asiento ligeramente.

—Señor Horan, a mi oficina ahora.—niego con mi cabeza y me separo de jack, siento como mis mejillas se tornan rojas al notar la cercanía de los dos, volteo ligeramente a los lados viendo como todos nos observaban, para mi buena suerte, Tooth observando con enojo la pequeña escena de rescate.

—Am...tengo que irme, Jack—exprese agachándome por mis cosas y veo sus rodillas tocando el suelo para ayudarme, recoge mis libros y me los entrega.—gracias.

Me levanto lo veo a los ojos y literalmente corrí hasta la biblioteca dejándolo confundido por mi comportamiento.

Pobre Jack

Veo cómo se marcha con paso rápido, volteo para ver a Aster irse, pero mi vista se enfoca en una morena con mechas de colores, ahora se el motivo de su huida. Empiezo a caminar y escucho como sus zapatos chocan con el mármol, con mucha ira.

—¡Jack, Jack!—me detengo unos momentos y ella se coloca enfrente de mi—¿Acaso fue por ella que me dejaste?—suspiro y veo hacia otro lado y la tomo del brazo para llevarla al salón y evitarme vistas y situaciones incómodas. Al cerrar el salón.

—Tooth tú sabes perfectamente porque te deje.—aprieto mis labios con fuerza.

—Si, pero pensé que había algo más entre nosotros, algo más que esas simples hojas—expresa con desesperación.

—Tooth, te involucraste conmigo sentimentalmente, ya no eres de mi posesión, ya no eres mi babbygirl.

—Si, pero...

— El contrato expiró.

Oh my Daddy!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora