Toque la puerta de madera y se abre. Me mira de arriba hacia abajo, no traía lo que me había mandado, traía un traje deportivo aguado color gris que por obvia razones no se notaba mi figura. Me hace una seña para que entre.
—Creo que te mande algo para que lo usaras hoy—cierra la puerta, pero no voltea—Me desobedeciste—suspira al final. Giro ligeramente y me quito la sudadera y todo lo que traía para dejar a la vista aquel conjuntó negro. Él se gira con delicadeza y ve todo tirado, alza poco a poco la vista, recorriendo mi cuerpo con la mirada.
—No andaría por ahí con el conjunto, que vergüenza—. Expresé sonrojada. Veo cómo se muerde los labios inferior y con un ligero movimiento de cabeza me da la indicación de que vaya a la habitación. Mierda.
Camino enfrente de él y abrí aquella puerta. Paredes rojas y de ellas colgaban varios objetos que parecían de tortura.
Suspiré y volteo ligeramente encontrándome con aquellos ojos azules Cierra aquella puerta y acaricia mi brazo ligeramente.
—Arrodillada—. Sin dejar de verlo a los ojos me inco con cuidado y abro las piernas ligeramente, colocó mis manos atrás y de mi espalda haciendo que mi busto resaltara más—. Esa es mi bebé.
Se baja el pantalón junto con su bóxer. Dejando salir aquella....aquella...vaya, realmente es grande. Alce mi vista y me mordí el labio con fuerza. Él acaricia mi mejilla con su pulgar hasta ponerlo en mi labio.
—Sabes lo que tienes que hacer, bebé—. Trague saliva y baje la mirada. Mierda me voy a hogar. Suspiré y la tomé con ambas manos. Abrí mi boca pero él se hace hacia atrás con media sonrisa. Fruncí el ceño y se aleja de mi. ¿Qué?
—Veo que estas impacientes y estas obedeciendo, teniendo un buen inicio—. Va a unos cajones que se encontraban por ahí—. ¿Ves aquella esposas colgantes?—. Me pregunta sin voltear a verme. Las miro y me rascó un poco la cabeza—amárrate las manos de ahí.
Lamí mis labios, mordiendo al final y me levante para caminar de ahí. Me amarro una y después la otra me costó mucho pero lo logré. Cuando volea veo que tienen una vara con la que le pegan a los caballos. Abrí mis ojos y mi respiración se empieza agitar.
—¿Me pegarás con eso?—. Cuestionó y su rostro cambia a seriedad—. Daddy—. Se relaja y me acaricia ligeramente con el.
—No, aunque no voy a negar que tengo ganas de utilizarlo. Quiero ver hasta qué tono de rojo se pondrán tus nalgas al pegarte con esto—. Mierda...¿mal momento para arrepentirme?
Daba vueltas al rededor de mí y sentí como el bracier se aflojó, lo había desabrochado incluso de los tirantes, callando al suelo. Lo recoge y lo avienta hacia la entrada.
—Rozados, un poco grandes, pero esponjosas—. Me pasa su pulgar por mi pezon—. Lastima que no quisiste las lindas Bebé. Lo que hubiera hecho si no las hubieras quitado.
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Me tarde porque dude un poco en subirlo. No está fuerte a comparación del siguiente capítulo. Avisando de una que el contenido será muy subido de tono, más que este o cualquiera que se haya escrito antes referente a esta historia. Así que voy avisando para que vayan tomándose prevención al respecto y que se les de la mejor manera posible, es decir, que se lea con madurez.
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Oh my Daddy!
Fantasy-No eres como las demás. -Dulce, tierna, e inocente. -Eres completamente diferente a lo que estoy acostumbrado. -Ahora tú serás completamente mía. Historia diferente, con contenido para adulto.