07.

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—¡¿Por qué se burlan?!—me quejo inmediatamente al escuchar aquellas rizas de todos mis amigos. Tuve que contarles ya que nada de eso me había pasado, tenía mi celular en la otra mano.

—Es que no hay tanta lógica o no hay tantas...

—Cosas que te quiera decir, Rapunzel—expresa Hans y Aster, tratando de controlar su risa, pero por obvias razones no pueden. Idiotas.

Rodé los ojos y me cruce de brazos, esto comenzaba a fastidiarme, no entendía la razón de su burla. Esto me pasa por contárselos para que me explicaran de que se trataba todo esto.

—Zelena, es que...él te tiene ganas—pienso un poco y abro los ojos provocando aún más la risa. Todos se reían sin excepción. Bueno que esperaba de unos idiotas.

—Iré por algo de galletas—expresa Ralph limpiando sus lágrimas que habían salido de sus ojos por tanto reír.

—Escucha Zelena, nosotros, sabemos porque todas están tras de él. Muchas piensan que el es el mejor novio del universo, pero no.—anuncia Aster con la mayor delicadeza posible. Se hace un silencio y yo solo me acomodo mis anteojos miro mi taza con té de manzana con canela.

Posiblemente tienen razón en ese aspecto pero no importa demasiado, no pienso seguir con los juegos de Jack Frost. Además él siempre tiene chicas completamente igual o...parecidas.

—Se me hace raro que Jack te traiga ganas—expresa Mike y lo veo con seriedad, el me mira como si me hubiese leído mi mente, lo cual en ciertas ocaciones, se me hace algo incómodo.

—¿A qué se refieren con eso?—pregunte haciéndome la inocente, otra vez, pero en esta ocasión si sabía a lo que se referían.

—Por lo general, Fros, escoge a las más, chaparras, sexys, fiesteras que pueda haber en la facultad.—guarda un minuto de silencio—Se me hace extraño que se haya fijado en ti.

—Eres todo lo puesto a ellas: eres delgada, no sexy—muchas gracias— alta, siempre asistes a tus clases. No eres los gustos de Frost.

Apreté mis labios con fuerza, a pesar de que me dijeran la verdad, dolía un poco, pero lo superaría ya que es verdad.

—Pero esto puede ser una ventaja para nosotros—anuncia Aster y lo veo con rapidez—si tú te haces su novia podrás decirnos lo que hace atrás de esa puerta de madera.

—Y así podemos decir las cosas que les hace a las chicas para que ya no tenga ninguna.

—Y así quedarnos con todas—dejó mi taza aún lado y me levanto. Observo a cada uno de ellos.

—Acaso están dementes—suspiré con pesadez—no pienso formar parte de su antiFrost, solo para...obtener Chicas. No son animales y mucho menos un juguete.—argumente furiosa.—mejor me voy.

Tome mis cosas y salí azotando la puerta, esa actitud suele ser la que más me molesta de todos ellos, parecen una vola de...animales estupidos, parece que no tuvieran cerebro.

Camine todo el campo para llegar a mi edificio pero cuando abrí choque con alguien.

—Carajo—me acomode mis lentes y veo a...

—¡Wow!, creo que esta es la primera vez que te escucho decir una mala palabra—anuncia con una ligera sonrisa y frunce el ceño, mirándome de arriba a bajo—No...pensé que usaras anteojos.

Me quedo atontada, no sabía qué hacer, es como si estuviera jugando a los congelados y me encantarán. No podía decir o moverme, no podía hacer nada. Tuve que suspirar con tranquilidad para que el oxigeno llegara a mi cerebro.

—No, solo son de adorno—me los quito y agacho mi mirada, genial el después de bañarse o desalineado se ve bien, pero yo, me veo como una vagabunda.

—¿De dónde venias?—cuestiona y yo abro los ojos, no puedo decirle dónde porque nadie o bueno, muchos no sabes dónde me la paso el mayor tiempo de la noche.

—Pues solo quise respirar aire fresco, ya sabes, para...pensar mejor las cosas.

El asiente y yo suspiro con fuerza, haciendo un mechón de cabello hacia atrás. El me mira ligeramente y yo observo sus ojos, en ese momento no existe nadie, desaparece todo a nuestro alrededor, siento que cuando miras a alguien a los ojos, es como si hablaran y pudieran entenderse perfectamente, sus ojos son duros, pero Fuertes, hacen que quieras saber más de él pero a la vez te lo impiden.

—Entonces...—doy una palmada y colocó una sonrisa—adiós—hago un ademán y trató de esquivarlo, pero no puedo ya que el toma mi mano con delicadeza, me vuelvo a quedar congelada, no podía hacer algún movimiento.

—¿Crees que mañana me acompañarías a desayunar?—tragó saliva con fuerza. Su voz recorre ligeramente mi oído haciendo que mi piel se pudiera chinita y que la corriente recorriera todo mi cuerpo.

—Cla...claro, si porque no—sonrío ligeramente y se inclina un poco. Sus labios hicieron contacto con la comisura de mis labios haciendo que el calor subiera hasta mis mejillas tornándolas Rojas.

—Te veo mañana a las 9:00—sale del edificio, toco mi mejilla y sonrío como estupida.

—¿Qué he echo?—expresó en un suspiro y quejante.

Oh my Daddy!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora