14.

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Veo como con trabajos se acerca para abrir el closet. Cuando lo abre, por obvias razón se queda algo sorprendido, okay, se quedó impactado, pero algo le decía que estaba oculta, en alguna parte de la pequeña habitación.

—¡Rapunzel! ¡Tú, aquí y en el closet!—expresa algo molesto así que me enderezo para poder responder.

—¡Jack, tú aquí y en mí habitación!—lo mire molesta, no podía reclamarme nada.

—¡Rapunzel, tú, aquí y sin bracier!—ambos miramos a Penélope, yo sonrojada por recordarme que mis pechos estaban descubiertos y bueno algo incómodo—¿Que?, los dos empezaron a gritar y pues me sentí sola y como que hacía un mal tercio.

Jack suspira con pesadez y voltea a verme molesto soltando las manijas que tenía el closet para poder abrirlo. Lo miré con pesadez y salí de este.

—No puedo creer que no puedas salir y abrirme la puerta.—expresa furioso, rodé los ojos y volteo para mirarlo.

—¿Acaso has sentido aquella mirada donde todos te critican diciendo que eres una persona totalmente diferente a la que en verdad eres?—exprese cruzándome de brazos y viéndolo a los ojos. El se acerca más a mi, casi acortando la poca distancia que teníamos.

—Si, siempre es así—expresó como n seriedad y relaje mis músculos un poco al escuchar aquellas palabras.

—Pues yo, sigo sobrando así que mejor me voy—sale Penélope de la habitación.

—¿Por que fingiste que no estabas?—expresa molesto.

—Pues porque...quería alejarme de los problemas por un minuto, todos me llaman zorra porque piensan que fui la razón de tu rompimiento, además de que no llevas la gran cosa soltero—expresé algo desesperada alejándome de el sentándome en mi cama—¿Acaso viste la mirada de odio que Tooth me lanzo? ¡Y no solo la de Tooth! La de la mayoría de las chicas.

En ese momento, al recordar aquellas miradas de desprecio pude regresar a mi antigua vida, donde estaba acostumbrada a esas miradas, pero ya no, empecé de cero, y ya no puedo recordar cómo me sentía en esa situación y créanme que no lo deseo. Es como en Navidad cuando estoy con mi familia, estoy sola, en la sala arreglada y con el teléfono; mientras los demás se la pasan felices riendo. El mes de Diciembre lo odio porque suelen sucederme las peores cosas del mundo ese mes.

El camina hasta ponerse enfrente de mi y se sienta en la cama de Penélope.

—Se como solucionarlo, no será tan fácil pero podemos solucionarlo—fruncí el ceño y alce mi mirada.

—¿Como?—exprese sin entender cómo quitaríamos toda las miradas o aquellas palabras tan vagas sobre mi.

—Ve a mi habitación hoy en la noche y te lo diré, te daré tres días para pensarlo.—expresó tan seriamente que podía quedarme viendo sus ojos toda la noche, su voz tan varonil y tan sexy hacia que no pensara solamente en sus ojos.

—¿Y porque no me lo dices aquí? —pregunté con curiosidad.

—Porque tus paredes no son aprueba de ruido—abro los ojos al escuchar aquellas palabras—Tienes una hora para ir a mi habitación y comienza desde ya.

Y sin más que decir se dirige a la puerta para poder irse. Rayos, que haré.

Oh my Daddy!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora