10.

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—¿Estuvo delicioso?—expresa Ralph, con una enorme sonrisa. Todos lo vimos con asombro, sus dedos se movían con rapidez, como si tuviera la comida enfrente de él y quisiera devorarla rápidamente.

—Es buen cocinero—exprese como si no fuera la gran cosa y la verdad solo fue un simple y sencillo desayuno.

Había ya obscurecido y como siempre tenía que ir con los estupidos para contar lo que había pasado, no puedo negar que me relaja, no tanto como leer, no tanto como él te, pero sus consejos y bobadas hacen que me controle un poco.

—Tu, amigo mío, estás enfermo—expresa Aster riendo con fuerza, ruedo los ojos y me acomodo mis anteojos falsos.

Tenía una taza de té en mis manos y una manta color gris que me cubría del frío, habíamos prendido la chimenea de la sala y estábamos conversando muy agusto. La verdad no me han hecho enojar como otras veces, pero a pesar de eso sigo viniendo.

—Sabes lo que se me hace extraño—volteo a ver a Felix—piensa que eres...ya sabes...inocente.

Fruncí el ceño y agarro mi taza con fuerza. Sé que no soy del todo inocente como muchos pensaran, pero gracias a lo que pase, pude cambiar y ser la persona que soy ahora. Si, cometo errores como todos, soy humano y de ellos aprendí muchas cosas, las cuales me han servido para llegar al excito, académicamente.

Miro mi taza de té con tristeza, ya no tengo ganas de tomarlo. Felix ha hecho que me enoje solo un poco, solo falta que uno de los siguientes idiotas comente algo para que pueda salir por la puerta. Dejó mi pequeña taza aún lado y me tapo mejor con la manta.

—Lo sé—suspiro con tranquilidad, o eso hago que parezca—pero pues mientras no se entere de nada, dejaremos que siga moviendo las piezas de su tablero.

Asiente con cuidado y deja también su taza de té aún lado para seguir en la conversación. Me he quedado algo inquieta por lo que me ha dicho Felix, no pensé que me afectara tanto así que cojo la manta y me levanto con calma.

—¿Ya te vas tan rápido?—asiento sin nada más que decir.

Es muy incomodo cuando me recuerdan las cosas que solía hacer, supongo que aún no las supero del todo como yo pensaba.
Voy caminando con tranquilidad hacia el edificio, admirando las estrellas, el césped y los rociadores que se encuentran en estos momentos, el clima está agradable debo de admitir, y sobre todo para algo tan, ligero. Me siento tranquilamente en una banca que se encontraba ahí.

—¿así que esto es lo que haces por las noches?—volteo toda asustada para  ver al peliblanco ojos azules. Mi respiración se agitó muchísimo, me molesta que llegue de esa manera.

—¿Acaso me espías?—exclamé molesta, tratando de tranquilizar mi respiración por unos momentos.

—Yo no lo llamaría espiarte.—fruncí el ceño—. Es coincidencia más que otra cosa, Rapunzel.

Ruedo los ojos y me siento correctamente tratando de adquirir nuevamente la tranquilidad que había poseído al estar aquí. Pasa enfrente de mí y se sienta aún lado, trato de no darle la importancia, pero es un poco imposible.

—Sabes, cada vez que ruedas los ojos me dan ganas de hacerte mía—abro los ojos más a no poder—,pero no puedo hacerlo.

No sé cómo tomarlo, ¿por qué no puede? ¿Acaso hay algún impedimento?...¡alto! De seguro es por Tooth...carajo, ¡Rapunzel! Tienes que controlarte, pero él hace que pierda el control con algo tan simple y complicado a la vez.

—¿Acaso quieres que te mate?—exprese algo furiosa. El alza sus hombros como si le diera igual mi comentario.

—No podrías matarme, eres alguien tan pequeña y sencilla que no podrías matar a una mosca.—desvía su mirada a otro lugar que no sean mis ojos.

Idiota, no sabe de lo capas que puedo ser, además tengo amigos y esos amigos lo harían puré, si yo lo quisiera.

—Tal vez tengas razón—exprese en un suspiro, copiando su gesto.

—Siempre tengo la razón—menciona—Y siempre obtengo...lo que quiero.—su tono es tan seguro, que si quisieras ganar una conversación no podrías, no hay manera alguna de hacerlo.

—¿Eres alguien demasiado sencillo y complicado a la vez?—exprese con tranquilidad, acomodando la cobija. El guarda silencio unos momentos, observando el agua que salía de los rociadores.

—Como la vida—voltea a verme haciendo que me pierda en su mirada y en su seductora voz—A pesar de que...encuentres algo que sea sencillo, tendrá su grado de dificultad.

Aprieto mis labios y quito mi mirada para ver las estrellas, tiene razón, como siempre que menciona cosas referentes a lo que suelo expresar de él. Mi poco cabello que se encontraba suelto se movía con el viento.

—Ni yo lo hubiera dicho mejor, Jackson—suspiro. Cada vez que intento descifrar algo de él, sale con algo nuevo y redundante que hace que pierda las pistas ya halladas, sus palabras haces que trates de descifrarlas olvidando las anteriores, no sé si me doy a explicar, pero en resumen, eso es lo que provoca.

Muerdo mi labio con algo de fuerza, sentí que se pondrían rojos si lo apretaba un poco más. Suspiró sacando un poco de vapor, dándome cuenta que la temperatura había disminuido un poco.

—Sabes, para ser alguien que terminó su relación hace poco, estás muy tranquilo—exprese con sin seriedad y lo vi con tranquilidad.

El solo hizo un gesto con sus labios y respiro con algo de agitación. Supongo que está generando una respuesta común a las que suele dar.

—Supongo que estoy acostumbrado—fruncí el sueño—además de que ya me había aburrido a lo cotidiano de Tooth.

Alzo mi hombros como si me diera igual, aunque sí tengo curiosidad de saber a qué se refiere a lo cotidiano.

Oh my Daddy!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora