Vulnerable e impotente

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Las manos frente al pecho, tocando el lodo, con las rodillas raspándose y pisando las pequeñas piedras del suelo. Ya sin camisa, los ojos cerrados con rabia y su aliento desmoronándose con su voluntad. De su brazo van creciendo las mismas raíces que lo dejaron inconsciente, pero son pequeñas, salen lentamente, van envolviendo su brazo y se acercan a su espalda. Su cuello está inflamado y el tono verde de su piel ha oscurecido. 

Ha terminado exhausto. Renuncia a la idea de salir, ya no le quedan energías, no después de tanto tiempo sin comer. Sus manos se dejan caer y se acuesta sobre su pecho.Han pasado horas, el cuerpo de Seifer lo ha resentido, su mente está a punto de nublarse, las paredes se han vuelto inalcanzables y el pozo está más profundo que nunca. Aquél cielo naranja está negro y la única luz que lo alcanza es aquella de las estrellas. No hay Luna. Puntos de luz en el cielo se encadenan revoloteando al seguirlos. Formas curvadas parecen mecerse en aquél cielo extraño sin luna, en la noche de fastidio y derrota que Seifer vivió. 

Se queda dormido, sus ojos ya no aguantan. Las raíces de sus brazos se mueven por sí mismas y buscan el suelo. La noche será larga y el coraje de Seifer se apagó cuando sus párpados se cerraron.


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