Manu se encontraba sentado a la orilla de aquél pozo. Chikane y Agregor estaban a algunos metros de él, habían llegado corriendo y los tres mantuvieron su mirada en un gigantesco capullo de flor que resaltaba saliendo del pozo en el que dejaron a Seifer la tarde antes de ese día. Las hojas verdes, el tallo grueso y espinas resaltando de él. Unos pétalos gruesos e incapaces de perforarse, tersos, suaves. Un hermoso aroma en el aire que se había extendido hasta veinte metros al rededor del pozo. Una flor abotonada, enorme, tan grande para vivir en ella y tan hermosa para regalarse.
— Tiene talento. —Dijo Manu, aún sentado y tan cerca de la flor que podría extender su brazo y tocarla.
— Es solo una flor muy grande. — Chikane le contesta poco sorprendida.
— Es un alelí. Es la flor favorita de Seifer. — Se unió Agregor — ¿Cómo puede no sorprenderles ésto? ¿Dónde está Seifer?
— Está adentro. Tanta energía gastada te cansa.— Es un idiota, pudo usar raíces para escalar.
— Tal vez es excéntrico.
— Es idiota.
El capullo se mantenía tranquilo. Sin movimientos fuertes pero ondeando con el viento. Los pétalos estaban pintados casi por completo de blanco, con motas de verde en sus límites y su propio brillo que opacaba aquél dorado del sol.
Agregor se acercó para poner su mano en él. Suave y perfumado. Se dio cuenta que Manu lo veía con intriga. Él también estaba cubierto de energía, pero la suya era diferente. Luz azul, muy tenue que le recorría las ropas y el cabello, sin que su piel aperlada cambiara apenas.
— Es energía. Hoy Nuestro Sol escalda. — Le respondió la duda, antes de incluso preguntar.
— Mi piel se ponía dorada.
— Así funciona Nuestro Sol. Al menos una vez al mes. Por eso Chikane ha ido por ti. — Empezó a levantarse, se sacudía el polvo y se paraba tan a la orilla que podría caerse. — Si no estuvieras con nosotros, te habrías muerto.— Seguro que de igual manera voy a terminar muerto.
— Te protegeremos si podemos. ¿Viste algo, Chikane?
— ¿Eh? oh, no. Estaba preocupada por Agregor.
— ¿Hay alguna razón para que estés flotando?
— Si nos van a quitar poder, al menos podría divertirme mientras pasa.
Chikane flotaba todavía cubierta de aquél aura suyo.
— Sobre todo si tengo que compartirlo con el hueco.
— No lo llames así.
— De no estar con nosotros se habría muerto, no puede protegerse, es un hueco.
Un rastro de aura casi invisible le conectaba con Agregor. Iba de un abdomen al otro y se crecía al tocar la piel.
— ¿Hueco? — Pregunta Agregor, tocando el capullo blanco.
— Que no tienes elementos.
Aquella flor empezó a moverse. Su tallo se dobló y golpeó contra el borde del pozo, sus pétalos se abrieron lenta y cuidadosamente, con su grosor aplastando el suelo y el aroma intensificándose más y más.
— Parece que despertó — Manu, antes de que los pétalos terminaran por dar un golpe seco contra cada orilla del pozo. El suelo tembló mientras la figura de Seifer se dejaba ver. Hincado en sus rodillas, con los brazos deteniendo el peso de su pecho y el cabello cubriendo su rostro. Cuando por fin volteó a verlos, su cara estaba del mismo tono blanco vainilla que los pétalos. Les sonrió antes de levantarse y mantener el equilibrio en medio del enorme capullo que había florecido.
— Lo logré. — Dijo Seifer.

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Brisas
RandomUn cristal invoca una tormenta, Fernando y Orlando terminan siendo arrastrados a un mundo en el que sus nombres ya no les sirven. Conocen a grandes personas mientras desvelan las incógnitas de éste lugar desconocido, empezando por un detalle muy imp...