Me quedé parado escuchando como lloraba Chikane. Todo el mundo gritaba y escuchaba el pequeño tronar de una madera que se quemaba. Entre los gritos y el ajetreo estaba Kozo tirado en el suelo y el charco de sangre que dejó Credo cuando lo mató Chikane. Manu y Seifer estaban a lado de ella y le gritaban porque no iba a escuchar palabras más bajas que su llanto. Miré al rededor y encontré que gente empezaba a llegar y todos tenían la misma expresión preocupada y con la boca abierta incrédulos.
Mire hacia arriba y el techo se había derrumbado por completo. Teníamos todos la ropa llena de tierra y aserrín. Si no nos dieron las tablas en la cabeza fue por el poder de Chikane que las había lanzado, rompió ventanas de las casas cercanas y seguro con eso y la pelea se despertó toda la gente que se acercaba.
Seguí mirando el cielo. Estaba lleno de estrellas y no me había dado cuenta hasta ese momento. Todas brillan con la misma luz, todas parecen rombos de cristal que te apuntan. ¿Serán así todas las cosas? Este mundo está lleno de luces en el cielo que se separan como si alguien midiera la distancia entre ellas y decidiera tejer el patrón más bonito y grande que jamás nadie vio. Todo para que cientos o miles o cientos de miles de almas pudieran voltear al cielo y ver un cielo de estrellas que se alinean y parecen girar al rededor de esa luna tan blanca y sin manchas que hay en éste mundo.
– Tenemos que irnos.
Oí a Seifer decir, y un montón de brisas heladas me tocaron el rostro y me secaron las lágrimas.

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Brisas
RandomUn cristal invoca una tormenta, Fernando y Orlando terminan siendo arrastrados a un mundo en el que sus nombres ya no les sirven. Conocen a grandes personas mientras desvelan las incógnitas de éste lugar desconocido, empezando por un detalle muy imp...